EL HOMBRE SALVAJE, LA MUJER SALVAJE. Entrevista a Clarissa Pinkola Estés.


Entrevista a la Dra. Clarissa Pinkola Estés por Bert H. Hoff. Este artículo apareció en la edición de M.E.N. Magazine de Noviembre de 1992.
Traducción al español realizada por Omar Pereira especialmente para Mujeres en Círculo.


Bert: ¿Qué es la «Mujer Salvaje»? 
C.P. Estés: Ella es… Dios.

Bert: ¿Te refieres al descubrimiento de un dios interior?
C.P. Estés: Yo lo diría de un modo algo diferente. Diría que si miras el rostro de una mujer, la divinidad se muestra en él. Ves a esa criatura peluda justo detrás de su semblante, detrás de sus ojos. Si eres una persona inteligente, serás respetuoso. Si no eres una persona inteligente, y la mujer está en su mordaz naturaleza instintiva, puede morderte; o, si ella te tiene miedo, puede huir y no volver a ti nunca más. Si eres respetuoso con ella, volverá, averiguará quién eres y desarrollará una relación contigo.


Bert: ¿Cómo es la «Mujer Salvaje» comparada con el «Hombre Natural» del Iron John de Robet Bly?
C.P. Estés: Siento que aquello que es salvaje es natural. Necesitamos ver y comprender que lo que sea que esté detrás de lo natural es dios. La naturaleza en sí misma es su manifestación. Vemos cosas en la naturaleza que son bellas, como este cielo azul hoy aquí afuera, y eso nos colma de una excitación casi devocional. Cuando vuelvo a mirarlo, aún la siento. He visto este cielo cada día de mi vida y aún estoy impresionada por ello. Eso es lo que es lo salvaje: esta intensa y medicinal belleza. Mirarlo te hace sentir integrado. Oírlo, si se trata del océano o del agua corriendo en un riachuelo, es sentirte integrado otra vez. Ver una tormenta eléctrica, con truenos o rayos, es de algún modo ser energizado por ella. Lo mismo pasa con los tornados y los terremotos, eres sacudido hasta tus propios cimientos por el poder que generan todas estas cosas. Si eso es lo salvaje, y si eso está en cada ser humano, entonces un hombre y una mujer esencialmente no serían diferentes entre sí en su exacto núcleo elemental. Pero, por supuesto, la personalidad y la cultura que maduran alrededor de ellos, tornan las cosas más problemáticas porque hay diferencias extremas en el modo en que se desarrolla la personalidad. Y pienso que la personalidad tiene un tono diferente para hombres y mujeres, en cada época, sin importar la cultura, en cualquier cultura. He vivido con al menos 17 tribus nativas diferentes y, en muchas de ellas, no hay demasiada diferenciación en el modo de sentir que tienen mujeres y hombres jóvenes aunque algunos de sus roles son diferentes.


Bert: ¿Crees que es importante que los hombres lean tu libro?
C.P. Estés: Sí, pienso que sí. Sam Keen y yo tuvimos una conversación acerca de esto. Y también recibí una carta muy linda de Robert Bly un par de semanas atrás diciéndome que el libro le gustó realmente mucho. La gente se lo estuvo recomendando y él, a su vez, lo estuvo recomendando. Siento que los hombres tienen tanto misterio como las mujeres. Una vez que alcancemos cierta cantidad de auto-conciencia y superemos la protección de ciertas “vacas sagradas” de cada género, podríamos tener una conversación real, quizás, por primera vez en todo el universo, en este siglo. ¿Cuál es nuestro interés común? ¿Por qué estamos aquí el uno con el otro? ¿Cuál es la razón de estar con una persona del género opuesto? Sin importar si es en una relación amorosa, o una relación hermano/hermana, o una relación padre/hija, o una relación platónica amigo/amiga. ¿Pero cuál podría ser, podrías decir, el catalizador químico en una relación con “El Otro”? Me gusta que los hombres lean mi libro, y lo hacen. Ellos no sólo lo leen, lo compran para sus amantes y lo leen juntos. Ya sea que su amante sea su esposa o su compañera circunstancial. También he recibido algunas cartas de hombres diciendo: “No diga que escribió este libro para las mujeres. Lo leí y se aplica a mí.” Eso me hace sonreír, porque por supuesto que se aplicaría. Se aplicaría mucho a sus naturalezas femeninas.

Bert: En tu libro hablas sobre el animus, y te preguntas si algunas feministas no han ido demasiado lejos al decir que el animus es inducido culturalmente y hablas sobre mujeres desarrollando un lado masculino.
C.P. Estés: Una de las cosas que veo bastante en las generaciones de mujeres más jóvenes es que ellas no tienen que luchar tanto por su derecho a ser libres dentro de la familia pero todavía tienen que luchar en el mundo externo. Aunque la familia puede haber cambiado, hay muchas personas que no lo han hecho y por ello están luchando para evitar cosas en el mundo externo que intentarían disminuirlas. Me parece que lo que llamamos desarrollo de un lado masculino es la capacidad de tomar ideas de la propia vida interna e implementarlas en el mundo externo; así es como entiendo el desarrollo del lado masculino interior. Su aptitud para manifestarse en el mundo externo; de hablar por sí mismas sobre temas que son importantes; de ser capaces de llevar su libro, su arte, los productos de su imaginación a una forma manifiesta en el mundo externo; de ser capaces de despertarse a sí mismas de situaciones cómodas. Ver qué se necesita en el mundo y ocuparse de ello. Esas son manifestaciones de un adecuado desarrollo del animus. Algunos hombres, como sabes, tienen una naturaleza femenina mucho mayor que otros. Jung dibujó un círculo y lo dividió en cuatro partes, y dijo que un hombre es tres cuartas partes masculino y una cuarta parte femenino. Una mujer es tres cuartas partes femenina y una cuarta parte masculina. Y eso es un buen comienzo. El problema es que él dice que ésta es la manera en que debiera ser pero ésta no es la manera en que es. Es una forma demasiado rígida. Algunos hombres que he conocido son tres cuartas partes femeninos y una cuarta parte masculinos, y su cuarta parte masculina es: ¡fuerte, muy fuerte! Pero ellos tienen un tremendo desarrollo femenino porque son así. Lo es desde las almas, no un revestimiento de la familia cultural. Gloria Steinem es un gran ejemplo de mujer que tiene muchísimo más desarrollado su lado masculino que el femenino. Aunque parece que ahora está llegando el desarrollo de su lado femenino; tiene 55 o 60 años de edad y ahora está llegando. Así que sea lo que sea que tenemos, como tú sabes, nuestra labor en la vida es desarrollarlo hasta su plenitud. Pero además el desafío es desarrollar su equilibrio, lo cual es también desarrollar su opuesto.