Históricamente, las cualidades asociadas al Arquetipo Femenino han sido descritas mayoritariamente a partir de observaciones de los hombres sobre los cuerpos de las mujeres (sus capacidades de recibir, contener y dar a luz). Hoy día, sin embargo, las mujeres se definen cada vez menos en términos biológicos, y están evolucionando con menos constricciones impuestas por las proyecciones de los hombres. Además, los resultados de las investigaciones de muchas personas en diferentes campos nos han ayudado a concebir nuestra definición de lo Femenino, liberándola de los significados vinculados a la cultura y proporcionándole una gran riqueza de valores diferentes. De esta manera, por primera vez, lo Femenino puede hacerse consciente en las mujeres: sin identificarse con los hombres, sin actuar en reacción a otra cosa, sin tener que compensar por algo ausente.
Por esta razón, nos vemos obligadas a cuestionar las definiciones arquetípicas que han persistido durante tanto tiempo: estamos llamadas a reimaginar lo Femenino en su forma emergente. Marion Woodman comienza este proceso sugiriendo algunas características de la energía femenina:
-Lo Femenino prefiere el proceso al resultado, siguiendo los meandros del camino y disfrutando del placer del viaje, por el contrario del estilo Masculino de fijar meta y de ir a por ella en línea recta.
-Esta orientación hacia el proceso implica presencia en el cuerpo –en el instante-, una agudeza emocional y sensorial, y una disponibilidad voluntaria para seguir la propia experiencia corporal, en lugar de escuchar únicamente al pensamiento.
-Lo Femenino implica también receptividad, mientras que lo masculino es rápido para actuar. Hoy en día, señala Woodman, nuestros receptores psíquicos y sensoriales están cerrados para defendernos contra la brutalidad generalizada. Nos hemos vuelto temerosas y desconfiadas y no podemos entregarnos para recibir amor. Pero lo Femenino recibe: desde el llanto del planeta hasta el llanto del alma.
En la primitiva transición de la conciencia matriarcal a la conciencia patriarcal (que se encuentra recapitulada en la evolución de todas y cada una de las mujeres), se sacrifica y abandona lo Femenino. Tanto en los hombres como en las mujeres, es expulsado de la conciencia y se sumerge para pasar a ser parte del mundo de la sombra. Desde el punto de observación del mundo a la luz del día, aparece como pobre y dependiente, mientras que en el cenit de esta misma luz, el reino unilateral de lo Masculino concentra poder y tecnología y amenaza con una destrucción colectiva.
Actualmente, con la llegada del patriarcado, lo Femenino es como una raíz abriéndose camino entre la superficie de hormigón resquebrajada de la cultura. La evidencia de su reaparición se manifiesta claramente en nuestro interés creciente por la ecología profunda, la Diosa, e incluso el movimiento de hombres que se está formando últimamente. Por lo tanto, lo Femenino consciente constituye la próxima imagen que nos empuja hacia adelante en nuestro viaje humano.
El Principio Femenino se transforma a medida que evoluciona nuestra naturaleza femenina dentro de la imaginación colectiva y que se va manifestando dentro de nosotros y de toda la sociedad en general. El arquetipo respira una nueva vida, asume un nuevo semblante y nos proporciona nuevos significados.
Mientras que lo Femenino inconsciente emergía a través del instinto, lo Femenino consciente evoluciona a través de la imaginación. Esto quiere decir que esta fase en el desarrollo humano exige la voluntad. La evolución nos llama a centrarnos en el Principio Femenino, a empezar ahora, en este momento, a imaginarlo encarnado y realizado. Para hacerlo, infundiremos nuevo vigor a las fuerzas de la vida; seremos comadronas de nosotras mismas y unas para otras.
Connie Zweig
Fragmento de la Introducción del libro “Ser Mujer”.
Texto digitalizado por Germana Martin para Palabra Chamánica.
-Esta orientación hacia el proceso implica presencia en el cuerpo –en el instante-, una agudeza emocional y sensorial, y una disponibilidad voluntaria para seguir la propia experiencia corporal, en lugar de escuchar únicamente al pensamiento.
-Lo Femenino implica también receptividad, mientras que lo masculino es rápido para actuar. Hoy en día, señala Woodman, nuestros receptores psíquicos y sensoriales están cerrados para defendernos contra la brutalidad generalizada. Nos hemos vuelto temerosas y desconfiadas y no podemos entregarnos para recibir amor. Pero lo Femenino recibe: desde el llanto del planeta hasta el llanto del alma.
En la primitiva transición de la conciencia matriarcal a la conciencia patriarcal (que se encuentra recapitulada en la evolución de todas y cada una de las mujeres), se sacrifica y abandona lo Femenino. Tanto en los hombres como en las mujeres, es expulsado de la conciencia y se sumerge para pasar a ser parte del mundo de la sombra. Desde el punto de observación del mundo a la luz del día, aparece como pobre y dependiente, mientras que en el cenit de esta misma luz, el reino unilateral de lo Masculino concentra poder y tecnología y amenaza con una destrucción colectiva.
Actualmente, con la llegada del patriarcado, lo Femenino es como una raíz abriéndose camino entre la superficie de hormigón resquebrajada de la cultura. La evidencia de su reaparición se manifiesta claramente en nuestro interés creciente por la ecología profunda, la Diosa, e incluso el movimiento de hombres que se está formando últimamente. Por lo tanto, lo Femenino consciente constituye la próxima imagen que nos empuja hacia adelante en nuestro viaje humano.
El Principio Femenino se transforma a medida que evoluciona nuestra naturaleza femenina dentro de la imaginación colectiva y que se va manifestando dentro de nosotros y de toda la sociedad en general. El arquetipo respira una nueva vida, asume un nuevo semblante y nos proporciona nuevos significados.
Mientras que lo Femenino inconsciente emergía a través del instinto, lo Femenino consciente evoluciona a través de la imaginación. Esto quiere decir que esta fase en el desarrollo humano exige la voluntad. La evolución nos llama a centrarnos en el Principio Femenino, a empezar ahora, en este momento, a imaginarlo encarnado y realizado. Para hacerlo, infundiremos nuevo vigor a las fuerzas de la vida; seremos comadronas de nosotras mismas y unas para otras.
Connie Zweig
Fragmento de la Introducción del libro “Ser Mujer”.
Texto digitalizado por Germana Martin para Palabra Chamánica.
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