4 Todas las personas nacen con el don.
Te preguntas si todas las personas cuentan con el don de la creatividad o si sólo algunas lo poseen. Creo que todos los jóvenes artistas se hacen esa pregunta. Pueden quedarse tranquilos. En realidad, no es que ¨algunos son llamados y pocos escogidos¨, sino que ¨todos son llamados, algunos escuchan y muy pocos responden con perseverancia¨.
Algunos no quieren escuchar; algunos creen que lo que oyeron carece de importancia; algunos creen que lo que oyeron es algo grandioso, irrumpen en la maleza sin saber qué es lo que están buscando y quedan enmarañados en alguna u otra cosa. Algunos han tocado de cerca la fuerza creativa pero los aterroriza; otros la han tocado pero se consideran indignos de ella. Algunos, al encontrarla, se enamoran tanto que no pueden hacer nada con ella; otros, entran en un éxtasis estúpido. Algunos la meten en el congelador; otros la hacen bullir hasta que se evapora. Algunos la pasan por el tamiz racional, le cortan las alas hasta que muere.
A lo largo de muchos años de práctica clínica, he podido analizar la infraestructura de la vida creativa de muchas personas. No tengo ninguna duda de que ni la clase social, la etnia, las preferencias sexuales, el género, las creencias religiosas, ni ningún otro factor –ni siquiera el nivel de inteligencia– tiene nada que ver con el hecho de que las personas sean creativas o no. La creatividad es innata, todos nacemos con ella. Desde el día de nuestro nacimiento es un fait acompli, un don irreversible. Si hay algo que falta, no es la fuerza creativa, sino el interés por ella y el conocimiento de sus exigencias.
De todas las personas dotadas, aquellas que mantengan firme la promesa de responder con perseverancia y en profundidad, que trabajen con el alma y la mente, las que a pesar de quedar con las manos vacías de vez en cuando ansíen zambullirse una y otra vez en ese territorio psíquico, tendrán mayores posibilidades de llegar a conocerlo.
Algunos no quieren escuchar; algunos creen que lo que oyeron carece de importancia; algunos creen que lo que oyeron es algo grandioso, irrumpen en la maleza sin saber qué es lo que están buscando y quedan enmarañados en alguna u otra cosa. Algunos han tocado de cerca la fuerza creativa pero los aterroriza; otros la han tocado pero se consideran indignos de ella. Algunos, al encontrarla, se enamoran tanto que no pueden hacer nada con ella; otros, entran en un éxtasis estúpido. Algunos la meten en el congelador; otros la hacen bullir hasta que se evapora. Algunos la pasan por el tamiz racional, le cortan las alas hasta que muere.
A lo largo de muchos años de práctica clínica, he podido analizar la infraestructura de la vida creativa de muchas personas. No tengo ninguna duda de que ni la clase social, la etnia, las preferencias sexuales, el género, las creencias religiosas, ni ningún otro factor –ni siquiera el nivel de inteligencia– tiene nada que ver con el hecho de que las personas sean creativas o no. La creatividad es innata, todos nacemos con ella. Desde el día de nuestro nacimiento es un fait acompli, un don irreversible. Si hay algo que falta, no es la fuerza creativa, sino el interés por ella y el conocimiento de sus exigencias.
De todas las personas dotadas, aquellas que mantengan firme la promesa de responder con perseverancia y en profundidad, que trabajen con el alma y la mente, las que a pesar de quedar con las manos vacías de vez en cuando ansíen zambullirse una y otra vez en ese territorio psíquico, tendrán mayores posibilidades de llegar a conocerlo.
Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42
Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42
Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica
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