¿QUÉ SON LOS CÍRCULOS MATRÍZTICOS? Entrevista a nuestra querida Mahi, co-fundadora del Círculo Matríztico de Chile

1.- ¿Qué son los círculos matrízticos?
Los círculos matrízticos son espacios de encuentro entre mujeres, en un ambiente de contención, respeto, amor, conversación, celebración, sanación, ritual y espiritualidad femenina, en los cuales compartimos conocimientos, sabiduría, experiencias de vida, rezos y ofrendas a nuestra Tierra, danzamos, festejamos la vida en todas sus facetas, nos reconocemos como mujeres con nuestros dolores y nuestras dichas, sintiendo el poder que llevamos en el corazón.
Buscamos tejer redes entre diversos círculos de mujeres existentes en diferentes rincones de Chile y de todo el mundo, así como también impulsamos la creación de nuevos círculos femeninos, para que cada día mas mujeres puedan experimentar la magia que se crea cuando las mujeres nos reunimos en un círculo con un centro espiritual, y recuperar esos perdidos espacios de encuentro femenino, de “escuela de vida” en la cual aprendemos las unas de las otras, compartiendo con mujeres de diversas edades y generaciones, descubriendo el encanto de ser mujeres, de conectarnos con nuestra naturaleza femenina y sus ciclos.
En el entendimiento de que somos nosotras mismas quienes primero que todo tenemos que honrarnos y reconocernos como mujeres sagradas, creadoras de vida, y apreciarnos, amarnos, tratarnos con respeto, y así a nuestras hijas, nuestras madres, amigas, hermanas, y compañeras de camino.
Somos un entramado entre diversas relaciones basadas en el amor, el respeto y la aceptación. Retomamos el legado de nuestros antepasados a través de las ceremonias de círculos y honramos la energía femenina que surge de la matriz, desde nuestro vientre y que nos hermana como mujeres, como madres, como compañeras de tribu, validando el pensar conectado al corazón, nuestra intuición, nuestra creatividad, el arte de ser mujeres y compartir en unidad.
2.- ¿Cuál es la relación entre ustedes y la espiritualidad de las mujeres?
Como todo circulo siempre tiene un centro, el nuestro está en la espiritualidad femenina, que es el eje que nos sostiene, y se manifiesta como un compartir en conexión con una forma de espiritualidad que encarna lo sagrado de la vida desde lo terrenal y cotidiano, en el valor de nuestras relaciones, con nosotras mismas, los otros y toda nuestra Tierra.
Una espiritualidad que nos abarca mas allá del individuo, como comunidad, como círculo, en la que nos reconocemos como madres creadoras de vida en los diferentes niveles (ya sea que seamos madres físicamente o no) una forma de espiritualidad que no esta separada de nuestro cuerpo de mujer, ni del “cuerpo” de nuestra Tierra, una forma de espiritualidad que nos recuerda que todas podemos ser sacerdotisas de nuestro propio templo, valorando la diversidad, la fluidez, reconociendo la belleza que vive en nuestro interior y que podemos vernos en los espejos de las otras, lo que nos trae la conciencia de la unidad, del espacio uterino, circular, acogedor y de amor infinito más allá de toda diferencia.
3.- ¿Cuál es el objetivo de los ritos y ceremonias que realizan? ¿Cuáles son las más importantes o significativas?
En nuestro círculo recogemos diferentes ritos y ceremonias de diversas tradiciones y tiempos, validando la diversidad y la integración. El objetivo profundo tiene que ver con el recuperar los espacios de intercomunicación con las diversas fuerzas de la vida y de toda la naturaleza, así como compartir en comunidad las influencias de las diversas energías de la naturaleza, recordar el valor de agradecer, hacer ofrendas y pedir bendiciones para momentos importantes de nuestras vidas, así también el recuperar los ritos de paso (menarquia , matrimonio, parto, menopausia, etc.) como una forma de generar un espacio para elaborar tanto internamente, como en comunidad, todos los cambios que nos traen las transiciones.
En general los ritos más significativos son los que están conectados con los ciclos de la naturaleza, con el ciclo de la luna (celebraciones de luna nueva y luna llena por ejemplo) y los que tienen que ver con la rueda del año (equinoccios, solsticios y los puntos intermedios entre estos) ya que todas esas son fechas de poder y mayor energía, sin embargo lo más importante, más allá de la forma y el momento en que lo hagamos, es el sentido que tiene el rito que estamos haciendo, y cual es nuestra intención y propósito que estamos sosteniendo con ello.
4.- ¿Por qué los ritos que realizan son importantes para el trabajo espiritual de las mujeres que participan?
Es importante recuperar nuestra memoria, que es la memoria de nuestras abuelas, nuestras antepasadas y nuestros antepasados que vivían en conexión con la naturaleza y sus ciclos. Hoy es importante redespertar esa fuente que ha sido dormida por la inercia del status quo en el que vivimos, redespertar esas claves que llevamos en la sangre y grabada en la piel y que se manifiesta como una necesidad de conectarnos con los principios sagrados de la existencia, y de recuperar la fuente de ritos de pasaje como experiencia en nuestra vida, que actualmente se han perdido y hace mas difícil la aceptación de las diversas etapas de la vida, así como de los acontecimientos importantes de la vida. Los ritos nos recuerdan el sentido de los procesos y los ciclos y que no vivimos una vida lineal, ni unidireccional, sino que llena de transiciones que es bueno establecer para encarnar de mejor forma todo lo que ellas implican, así como también recuperar las instancias de sanación, y de conexión con la inmensa fuente de vida que palpita en el corazón de la naturaleza, en sus ciclos.
5.- ¿Sientes que hay una necesidad espiritual en las mujeres hoy en día? ¿Cuáles son las características de las mujeres que llegan o integran circulo matríztico?
La necesidad espiritual creo ha estado siempre, sin embargo por la forma de vida que llevamos hoy en día en el acelerado mundo urbano occidental, en un sistema capitalista y patriarcal la necesidad espiritual resurge con mas fuerza en las mujeres que nos damos cuenta del malestar que todo este sistema implica, de lo al revés que funciona el mundo y sentimos esa necesidad de retomar el contacto con referentes de espiritualidad que estén conectados a nuestra experiencia de mujeres.
Creo que la característica principal es la diversidad, de colores, de aromas, de formas, de edades, mas en el reconocimiento de la igualdad que hay más allá de eso y de que el hecho de ser mujeres nos hermana de una forma muy especial y misteriosa. En general son mujeres que llevan un largo camino de espiritualidad y sienten la alegría de compartir desde un espacio amor, belleza y fuerza femenina, así como también mujeres que han relegado su ser esencial por mucho tiempo y que se sienten llamadas a buscar algo mas, mujeres que buscan contención, sanación, protección, y un espacio de inspiración mutua, de mucha retroalimentación desde la diversidad
6.- ¿Creen en el poder de las espiritualidad para sanar a las personas?
Totalmente. Desde la conexión con la espiritualidad es que podemos trasformar de raíz nuestras vidas, y en esa transformación está la sanación, una sanación desde el alma, desde el corazón que encuentra la paz, el regocijo, la calma, el amor infinito y la comprensión de que somos parte de un todo interconectado, que nuestra labor en la vida es ser instrumentos de la energía divina, manifestándola con la cualidad única e irrepetible que llevamos cada uno de nosotros, y a través de esa fuente tenemos también la posibilidad de ser instrumentos de sanación, sobretodo las mujeres que tenemos una cercanía natural con los dones de sanar, a través de las hierbas, los masajes, a través de una caricia, de un abrazo, de una mirada llena de amor, de un rezo profundo desde el corazón, desde la aceptación de mi misma, y de mis compañeras, desde el no juzgar es que generamos aceptación y con ello sanación y transformación

Entrevista realizada a Mahi (Psicóloga, Co-fundadora del Círculo Matríztico (Chile) por Patricia Cocq de Feministas Tramando

En la foto, Mahi y Zaida, queridas hermanas, en la Conferencia de la Diosa 2009, Capilla del Monte, Argentina.

EL VIAJE DE LA HEROÍNA por Germana Martin


Las mujeres que nos encontramos entre los treinta y los cincuenta años, al decir de Maureen Murdock, hemos transitado el estereotípico viaje heroico masculino buscando la aprobación de la sociedad y de lo externo. Hemos pasado gran parte de nuestra vida buscando reconocimiento fuera de nosotras mismas: nuestros padres, nuestra familia, nuestra pareja, nuestros amigos. Es decir, depositando nuestra autoestima y bienestar en los otros.

Muchas de nosotras nos hemos esforzado por cumplir con todos los mandatos patriarcales: tener una carrera profesional, ser independientes económicamente, obtener el éxito en lo que realizamos, etc. etc. Y cuando llegamos a este lugar de logros y metas alcanzadas, nos preguntamos ¿Para qué sirve todo esto?

Tomamos conciencia de todo lo que hemos sacrificado de nuestras vidas por seguir estos modelos impuestos, sin escuchar nuestras propias necesidades femeninas, sin respetar nuestros ciclos, nuestra naturaleza intuitiva, nuestros instintos sabios, nuestra voz más genuina y ancestral. Hemos seguido un modelo que niega lo que en realidad somos.

Es entonces, al llegar a este momento de crisis (cambio), cuando decidimos abrazar nuevamente nuestra verdadera naturaleza, recuperando nuestro valor como mujeres y sanando la herida de lo femenino.

Este viaje interior es muy importante, quizá lo hayamos empezado hace algún tiempo, y su punto de arribo es convertirnos en seres humanos integrados, equilibrados, completos.
Como en la mayoría de los viajes interiores el camino no es fácil. El sendero que recorremos como heroínas no tiene mapas, ni señales, ni guías turísticos. Nuestra propia intuición, nuestra energía femenina es la que nos guía como única brújula.
Es un viaje que no sigue caminos rectos, que nos conduce por lugares que parecen los mismos, haciéndonos sentir desorientadas o perdidas. Raramente contaremos con ayuda del mundo exterior y muy frecuentemente se nos boicoteará o interferirá en nuestro andar.
Algunas veces este viaje interno es consciente pero en otras ocasiones no lo es, generándose así en nosotras un significativo malestar emocional, conflictos con nuestros vínculos más próximos, enfermedades psicosomáticas y cierta insatisfacción que comienza a inquietarnos cada día más.
El viaje de la heroína es un recorrido psíquico y espiritual que nos lleva finalmente a una totalidad donde se integran todas las partes de nuestra naturaleza. 

“Todas nosotras podemos considerar nuestra propia vida como una historia que se desarrolla a través de una serie de experiencias cíclicas, cada una de las cuales tiene tres fases: separación, prueba (proceso de aprendizaje), retorno.”
Linda Sussman

El viaje fue iniciado hace un tiempo ya, cuando salimos a buscar nuestra propia identidad en una cultura signada por lo masculino y alejándonos de lo Femenino.
En esa primera etapa de nuestra vida hemos desarrollado habilidades masculinas, nos hemos vuelto competitivas y productivas, buscando el éxito en lo externo y en todo aquello que nos prometía nuestra cultura.
Hemos logrado todo lo que nos habíamos propuesto y, sin embargo, nos sentimos vacías, temerosas, indecisas o frustradas ¿Qué nos sucede entonces? ¿De qué nos ha servido todo esto?
Creo que la respuesta es que hemos perdido la relación íntima con nosotras mismas.
Joseph Campbell nos dice: “el interés primordial de la mujer es el criar. Puede criar un cuerpo, un alma, una civilización, una comunidad. Si no tiene nada que criar, de alguna forma pierde el sentido de su función.” Maureen Murdock agrega: “muchas mujeres que han abrazado el viaje heroico masculino han olvidado cómo criar, cómo criarse a sí mismas.”
Es así como, luego de enfrentarnos con el vacío al que nos arroja el modelo masculino, ya que nos hace sentir incompletas, salimos a buscar nuestra perdida alma femenina.
En este tramo del viaje heroico pasamos por momentos de confusión y de dolor, de enojo y de tristeza, buscando los pedazos de nosotras mismas que hemos perdido en el camino hasta hoy.
Debemos aprender nuevamente a escucharnos, a reconocernos, a percibir nuestro cuerpo y nuestro corazón. Debemos encontrar el camino de regreso a casa y es natural que tengamos miedo, ya que nos sentimos desprotegidas y confusas en un mundo de reglas masculinas, sin embargo contamos con nuestra sabiduría instintiva que es la que nos guiará de aquí en más.
Es en este momento de nuestras vidas, cuando sentimos muy fuertemente el anhelo de reunirnos con nuestra naturaleza femenina y curar esta ruptura.

“Cuando una mujer decide dejar de jugar según las reglas patriarcales, no tiene indicadores que le digan cómo actuar y sentir. Cuando no quiere ya perpetuar formas arcaicas, la vida se hace emocionante, terrorífica.”
Maureen Murdock

“El cambio asusta, pero donde hay miedo hay poder. Si aprendemos a sentir nuestro miedo sin dejar que nos detenga, el miedo se convierte en aliado, en una señal que nos dice que algo que hemos encontrado puede ser transformado. A menudo nuestra verdadera fuerza no radica en aquello que representa lo familiar, lo cómodo o positivo, sino en nuestro propio miedo y en nuestra resistencia a cambiar”
Starhawk

Al enumerar las etapas del viaje, hemos dicho que luego de un inicial alejamiento y rechazo de lo femenino (que se manifiesta también en un alejamiento y ruptura con la madre) nos sumergimos en el mundo masculino para conseguir lo que esta cultura patriarcal nos ofrece engañosamente como valioso.
Luego de este descenso que puede manifestarse de muchas maneras (depresión, ansiedad, confusión, pánico) comenzamos poco a poco a curar la herida que nos ocasionó la separación de nuestro universo femenino.
A este proceso Murdock lo llama sanación de la herida Madre/Hija, aunque esto puede o no coincidir con una curación literal de la relación con nuestras madres. Esta curación se dará dentro de nosotras cuando comencemos a nutrirnos, a conectarnos con nuestra intuición, nuestra sexualidad, nuestra creatividad y nuestro sentido del humor.
Es importante también que podamos identificar y rescatar todo lo masculino que nos ha enriquecido para poder integrar ambos aspectos, lo femenino y lo masculino.
Maureen Murdock explica muy claramente esta integración:

“La heroína tiene que convertirse en una guerrera espiritual. Esto exige que aprenda el delicado arte del equilibrio y tenga la paciencia para permitir la lenta y sutil integración de los aspectos femenino y masculino de sí misma. Primeramente anhela perder su ser femenino y fundirse con lo masculino, y una vez que lo ha hecho, empieza a darse cuenta de que esto no es ni la respuesta ni el fin. No debe descartar ni renunciar a lo que ha aprendido a través de su búsqueda heroica, sino que debe aprender a ver lo que con tanto esfuerzo ha aprendido y logrado, no tanto como una meta, sino como una parte de todo el viaje. Entonces empezará a usar estas habilidades que ha aprendido para la obra más ingente de unir a los demás, en lugar de usarlo para su propio beneficio personal. Este es el matrimonio sagrado de lo femenino y lo masculino: cuando una mujer puede servir de verdad, no sólo a las necesidades de los otros, sino a la vez responder y valorar las suyas propias.”

Si bien este viaje es todo un desafío que puede parecernos peligroso, es la más maravillosa aventura que podamos emprender.
En los momentos difíciles o confusos deberemos recordar que ninguna heroína viaja sola. Contaremos con muchas aliadas en nuestro camino, para vencer obstáculos y compartir dones, para acompañarnos en los momentos de crisis y celebrar juntas cada uno de nuestros logros.
Habremos aprendido a generar nuestros propios espacios, creando círculos de mujeres donde seremos escuchadas y contenidas, donde podremos espejarnos en nuestras compañeras de ruta sin ser juzgadas ni rechazadas.
Seremos maestras unas de otras, en un crecimiento mutuo que nos enriquecerá como individuos, haciendo extensivo este bienestar a nuestros seres más próximos como así también a nuestra comunidad.
Juntas transitaremos este sendero de retorno hacia lo Femenino Sagrado: nuestros mitos, nuestras diosas, los arquetipos que atesoran nuestra auténtica esencia de mujeres; todo aquello que nos llevará, paso a paso, hacia el centro de nosotras mismas.

 ©Germana Martin
Artículo basado en la interpretación del libro de
Maureen Murdock "Ser Mujer.Un viaje heroico"

La imagen es de Adelaida Guevara (México)
Ha sido tomada de su blog "mon petit monde"
http://adeguevara.blogspot.com/

DETRÁS DE LAS PALABRAS... UN BREVE TEXTO DE NORAH LANGE


-No sabes -me dijo- las posibilidades que se mueven detrás de las palabras. No sabes cómo cambia la palabra lámpara a la luz del día, delante de mucha gente, o cuando estamos solos, esperando. Especialmente cuando estamos solos. Entonces decimos lámpara, o terciopelo, o carretera, y la palabra varía, asemejándose a muchas cosas que no son lámpara, ni terciopelo, ni carretera. Es como si la arrojáramos al agua y los círculos la fueran dispersando, dándole movimiento. Hasta es posible llegar a tenerle miedo. Yo lo he ensayado con mi nombre. A veces, en mi cuarto, pronuncio mi nombre en voz baja, cambiando de tono hasta que parece acudir desde sitios recién descubiertos para encontrarse conmigo. Ensáyalo con tu nombre y verás.

Me dispuse a olvidar lo que me decía, porque siempre me hablaba de cosas semejantes. Pero esa noche -ya acostada- decidí probar mi nombre a solas. Primero lo dije en voz baja, como si yo misma me interrogara:
-¿Norah?
Pronunciado por mí, mi nombre cambiaba de sentido, no parecía un nombre. Seguí llamándome:
-¡Norah! ¡Norah!
Mi nombre emergía de mí y regresaba, porque era yo quien me llamaba sin lograr responderme. Me pareció que mi nombre salía a vagar para volver a guarecerse, inútilmente, en esa olvidada región de donde sólo acudía cuando alguna voz lo recordaba.
Apagué la luz y persistí en pronunciarlo con una voz apremiante y baja, la que empleamos para llamar a alguien sin que los demás se enteren. Era como si cuchicheara conmigo misma, remotamente, desde un espejo:
-¡Norah! ¡Norah!
Mi nombre se agrandaba, se internaba en zonas desconocidas, regresaba de golpe, al fondo de mí misma.
De pronto, sentí miedo, segura de que me había engañado, de que me había ocultado misteriosos desenlaces. Me pareció que pronunciar mi nombre a solas era como anunciar un peligro o, peor aun, como si algo, en la oscuridad, me rozara la mano.
 

Norah Lange
De su libro "Antes que mueran"
Norah Lanqe nació el 23 de octubre de 1905 en Buenos Aires y murió el 4 de agosto de 1972 en la misma ciudad.
Fue una narradora y poetisa argentina de vanguardia, vinculada primero al Grupo Martín Fierro, especialmente con Jorge Luis Borges y luego al Grupo Proa de Leopoldo Marechal. Destacada por haber roto en Argentina el canon de que las mujeres no debían escribir prosa. Fue la esposa del escritor Oliverio Girondo.