MI TAREA...


"Mi tarea consiste en despertar poder en las personas por medio del proceso creativo. Doy por supuesto que todas las personas son como yo: quieren despertar, liberarse. Liberar el cuerpo para experimentar el poder del ser. Expresar el corazón para experimentar el poder del amor. Vaciar la mente para experimentar el poder del autoconocimiento. Despertar el alma para experimentar el poder de ver. Encarnar el espíritu para experimentar el poder de sanar."
Gabrielle Roth

La bella imagen es de Arla Patch

LA HEROÍNA DE HOY por Maureen Murdock


"La tarea de la heroína de hoy, a medida que nos acercamos al milenio, es extraer el oro y la plata de la mina de sí misma. Debe desarrollar una relación positiva con su hombre de corazón y hallar la voz de su mujer sabia para sanar su alejamiento de lo femenino sagrado. Al honrar su cuerpo y su alma así como su mente, cura la brecha que existe entre ella misma y la cultura. Las mujeres de hoy están logrando el valor de expresar su visión, la fuerza para establecer límites y están dispuestas a hacerse responsables de sí mismas y de los demás de una forma nueva. Están recordando a la gente sus orígenes, la necesidad de vivir velando, y su obligación de preservar la vida en la tierra."

Maureen Murdock 

"Ser mujer. Un viaje heroico"
Imagen: Colette Calascione

RECUPERAR EL MISTERIO FEMENINO DE LA CREACIÓN, por Llewellyn Vaughan-Lee.



LA MATRIZ DE LA CREACIÓN

Lo femenino es la matriz de la creación. Esta verdad es algo profundo y elemental, y toda mujer la conoce desde las células de su cuerpo, desde la profundidad de su instinto. La vida surge de la substancia de su propio cuerpo. Las mujeres pueden concebir y dar a luz, ser partícipes del mayor misterio, que es traer un alma al mundo. Y, no obstante, nos hemos olvidado, o se nos ha privado, de la profundidad de este misterio, de cómo la luz divina del alma crea un cuerpo en el seno de la mujer, y de cómo las mujeres participan en este misterio, entregando su propia sangre, su propio cuerpo, a aquello que va a nacer. El enfoque de nuestra cultura en un Dios incorpóreo, trascendente, ha dejado a las mujeres despojadas, negándoles el carácter sagrado de este sencillo misterio de amor divino.

De lo que no nos damos cuenta es de que esta negación patriarcal no sólo afecta a todas las mujeres, sino también a la vida misma. Cuando negamos el misterio divino de lo femenino, también le estamos negando algo fundamental a la vida. Estamos separando la vida de su núcleo sagrado, de la matriz que alimenta a toda la creación. Separamos nuestro mundo de la única fuente que puede sanarlo, alimentarlo y transformarlo. La misma fuente sagrada que nos dio la vida a cada uno de nosotros es necesaria para darle significado a nuestras vidas, para alimentarlas con lo que es verdadero, y para revelarnos el misterio, el propósito divino de estar vivos.

CÓMO ELEGIR UN COMPAÑERO PARA UNA RELACIÓN DE TODA LA VIDA, por CLARISSA PINKOLA ESTÉS.


1- Elige a alguien como si fueras ciego. Cierra los ojos y observa qué puedes sentir de esa persona, de su gentileza, su lealtad, su comprensión, su devoción, su habilidad para ocuparse de ti, su habilidad para cuidar de sí mismo como un ser independiente. En nuestra cultura nos basamos mucho en lo que vemos con nuestros ojos externos. Pero cuando miramos al objeto de nuestro amor, es mucho más importante lo que vemos con los ojos cerrados.

2- Elige a alguien que tenga la habilidad de aprender. Si hay algo que verdaderamente hace diferencia entre un amante para toda la vida y uno fugaz, es una persona que tenga la habilidad de aprender. Dice el refrán “el ignorante es poco tolerante”. Aquellos que no pueden aprender cosas nuevas, ver las cosas a la luz de lo nuevo, ser curiosos acerca del mundo y de cómo funcionan las cosas o las personas, a menudo se cierran y dicen. “No, esto tiene que ser así, de este modo” y para una relación de toda la vida es mejor estar con alguien que se abra y se cierre aprendiendo y evolucionando.

3- Elige a alguien que quiera ser como tú, fuerte y sensible a la vez. Para no confundir el significado de estas palabras, no relacionarlas con la rigidez y la fragilidad. La fuerza en el sentido en que es fuerte un árbol: pueden soplar fuertes vientos pero se sostendrá porque es flexible y se moverá para adelante y para atrás con el viento. Y en cuando a la sensibilidad, estoy hablando de ver, estar alerta a las cosas que están alrededor de uno. Algunas personas pueden necesitar una pequeña ayuda en esto, pero a menudo en algún en algún lugar profundo en su mente, o en su corazón, ya están despiertos y alerta a todas estas cosas, si bien no saben cómo articularlas. Y es por eso que el número 2 es tan importante: la habilidad para aprender. Puedes tener todas las posibilidades, todas las potencialidades del mundo para ser amable, amoroso, devoto, bueno y el mejor amante conocido del género humano pero si no puedes aprender a desarrollar ese potencial. ¡Entonces no sirve de nada!

LA PÉRDIDA DE LA INOCENCIA por Clarissa Pinkola Estés (Primera Parte).

La bella imagen es del pintor búlgaro Valeri Tsenov



La vida creativa no es un idílico paraíso, ni un camino lineal donde, cada tanto, aparecen molestos ¨bloqueos¨. Para crear, el alma necesita visitar el oscuro mundo de Hades: como la mítica Perséfone, en ese fuego arde y descubre lo nuevo.

Repasemos el mito clásico, poshelénico, de Deméter, diosa de la Tierra –esposa de Zeus–, y de su hija Perséfone.
Perséfone crecía feliz entre las ninfas cuando un día la tierra se abrió y surgió de las profundidades el dios Hades, quien, enamorado de ella, la raptó y la llevó a su frío mundo subterráneo, en una carroza negra. Perséfone lanza un grito antes de desaparecer; su madre lo escucha y acude angustiada al lugar, pero la tierra se ha cerrado sin dejar un solo rastro de lo sucedido. Se inicia así una larga peregrinación de Deméter en busca de su hija, mientras la tierra se reseca, mueren todos los brotes y sólo crece el polvo. Se encuentra primero con Baubo, la diosa de la obscenidad, que la hace reír con sus bromas desenfadadas, y luego con la hechicera Hécate, la que le aconseja ir a pedir ayuda a Helios, el Sol. 
Helios la saluda diciéndole: ¨Has venido a buscar ayuda al lugar correcto, pues veo lejos y veo todo. Tú quieres saber quién se llevó a tu hija. Yo lo sé: se la llevó Hades. Lo sé porque lo vi¨
Deméter siente una ira profunda pero a la vez un gran alivio, pues ahora sabe que Perséfone está viva y conoce su paradero. Tiene una dirección concreta en la cual encaminarse. Perséfone está en el mundo subterráneo. Aun sin reunirse con ella, el solo hecho de verificar su estado y situación la consuela inmediatamente. 
En el plano metafórico, este pasaje simboliza un movimiento esencial de toda vida creadora: la función perceptiva, dinámica, juvenil de la psique es como sustraída de tanto en tanto, y de manera irregular, de la conciencia. Es robada hacia el inconsciente, donde parece esfumarse sin dejar rastros. 
Este es un fenómeno muy conocido por quienes crean de manera esporádica, un día sí y un día no. En un ataque súbito y furtivo, un complejo negativo existente en el propio inconsciente o algún factor sombrío y engañoso del destino hacen zozobrar de pronto toda la creatividad, disociando la pauta habitual de aparición de ideas y de su manifestación en diversas formas. Por un lapso, parecería que los medios creativos de los que uno disponía han desaparecido. La mente se llena de pensamientos que discurren a excesiva velocidad, de modo tal que es muy difícil atraparlos; o bien semeja una tierra arrasada donde nada brota y uno se pregunta si alguna vez lo hará. 
En estos períodos de descenso, de aparente decadencia, es importante saber que, irrefutablemente, hay en el centro de nosotros mismos algo (simbolizado aquí muy bien por Helios) que es como un astro de luz que lo ve todo, conoce lo que sucede –siempre lo ha sabido– y está permanentemente atento a lo que pasa en la psique. Esta luz central es el ¨consultor¨ primordial del artista, sobre todo en ese descenso a las tinieblas.

LA PÉRDIDA DE LA INOCENCIA por Clarissa Pinkola Estés (Segunda Parte).

La bella imagen es del pintor búlgaro Valeri Tsenov

Mientras uno está ocupado ejercitando su creatividad, su creatividad está ocupada tratando de hacer algo útil y digno de uno.

Mi abuela Beneficia era una mujer muy interesada en las cuestiones relativas a lo mundano y lo espiritual. Creía que todo ser humano lleva consigo una parcela de tierra que le ha dado Dios, y que esa parcela tiene mil ojos, no tanto para vernos como para permitirnos ver lo cotidiano y lo que está más allá. A esta fuerza ella la llamaba ¨la luz¨. En la psicología analítica, esta luz, simbolizada por Helios, es denominada el self (sí mismo o identidad). El self es consciente de todos los esquemas y pautas de la psique, de todos los ciclos comunes a los seres humanos, de los impulsos rituales; Jung postuló que, además, tiene acceso a cuestiones que están fuera del mundo material. Un artista joven e inexperto tal vez ignore que el proceso de pérdida y retorno es una de las cosas más importantes que puede enseñarnos la vida creativa. ¿Acaso creemos que la creación sólo consiste en ¨hacer cosas¨? No, esa es su función más secundaria; su objetivo principal es hacernos, es decir, hacer de una persona (si tiene suerte) un ser de mil ojos, que sepa desplazarse con facilidad por el mundo terrenal y también por el de los espíritus. 
A lo largo de los años, mantuve muchas charlas con mi abuela acerca del arte. Yo solía preguntarle: ¨Abuelita, ¿qué es el arte?¨ Ella movía el dedo índice en señal negativa: ¨Hay que esperar, hay que esperar…¨, me decía. Fumaba cigarrillos negros y nos servía un café espesísimo. Una vez me mostró un gastado cucharón de madera que, en una ocasión, por accidente, se había quemado en uno de los extremos. 
¨¿Ves este cucharón?¨, me preguntó, levantándolo para que yo viera que en el otro extremo tenía grabada la figura de un árbol que mi abuelo había hecho con su cortaplumas. ¨Si no tuviera grabada esa figura, yo tendría que hacerla¨- añadió. 
Yo no comprendía cuál era el sentido de tallar la madera si el cucharón cumplía una finalidad puramente utilitaria. Con o sin grabado, podía servir igual. Ella me explicó: ¨Hacer señales buenas o bellas en los objetos que usamos diariamente es nuestra manera de llamar a Dios para que baje y se nos presente. Si tú quieres ir a algún sitio lejano, necesitas un mapa. Dios necesita señales para venir aquí¨. 
Me convenció de que las obras de arte son diagramas para guiar a Dios hacia la propia familia o comunidad. 
¨Yo lo atraigo a Dios con las señales más hermosas que puedo, con lindas plegarias, eligiendo las mejores frutas y verduras en nuestra huerta, bordando algún pequeño dibujo en los repasadores y hasta adornando todo, incluso poniéndome linda yo misma… Todo esto lo guía a Dios para que llegue aquí sin perderse.¨ 
¿Y por qué se lo necesitaría a Dios en medio del revoltijo de la cocina? 
¨Porque, sin el Gran Señor, uno podría pasarse cocinando todo el día y nunca cambiaría. Con el Señor, uno cambia. Eso es todo.¨ 
¿Y qué pasa con los que descuidan la tarea de hacerle señales? 
¨Si alguien asegura que puede crear algo bueno, algo que alimente, sin la presencia de Dios, si alguien te dice que se convirtió en un ser importante sin la ayuda del Señor, no hace más que hablar pura porquería.¨ 
Me quedó en la memoria el énfasis con que dijo ¨pura porquería¨. 
Ella me convenció de que Dios ama el arte, que no puede vivir sin él, y que anda rondando cerca de toda obra de arte realizada con una intención genuina. Mi abuela sentía esta verdad en sus huesos. Si el self está presente en el proceso creador, no sólo el arte se torna más profundo, porta mayor sentido, sino que también el artista cambia y crece.

LA PÉRDIDA DE LA INOCENCIA por Clarissa Pinkola Estés (Tercera Parte).

La bella imagen es del pintor búlgaro Valeri Tsenov

Cuando se habla del ¨bloqueo¨ de un escritor o un artista, no se describen adecuadamente las luchas transformadoras de la psique. Sería mejor llamarlas muerte, incubación, sueño, largas tinieblas.

Al igual que las olas del mar, diversos sectores de nuestra vida deberían, de cuando en cuando, volcarse hacia adentro y alejarse, apartarse bastante, a fin de cobrar renovado poder antes de regresar con la próxima oleada. Salvo que, de nuestra parte, haya pereza, descuido, indiferencia; salvo que secretamente hayamos renunciado a la vida creativa aunque aún no lo reconozcamos; salvo que adhiramos apenas tibiamente al proceso y sólo conservemos la fe cuando las cosas andan bien… Salvo que suceda todo eso, es seguro que, tras un lapso en barbecho, tras un tiempo de sequedad y de falta de frutos, habrá a la larga un resurgimiento, un llamado a que retorne el animador de la vida creadora. 
En el mito de Deméter, cuando ésta busca a su hija sin orientarse hacia el interior de la tierra, el pueblo griego perece por una hambruna generalizada. Entonces la gente se reúne y va al Monte Olimpo a protestarle a Zeus. Le piden que devuelva a Perséfone a su madre, porque ellos son su pueblo y están sufriendo mucho. Hasta lo amenazan con ir a buscar a otros dioses si no atiende a sus ruegos. Esto amilana a Zeus, quien no desea que su pueblo se aparte de él. Se devela este misterio: Zeus había conspirado con Hades para tender una emboscada a Perséfone y raptarla. Le había dado su expreso permiso para hacerlo. Ahora Zeus comprende que su trato con Hades tiene efectos más perjudiciales de lo que supuso y resuelve rever su decisión. Llama a Hades; la tierra tiembla y se abre formando una grieta enorme hasta el horizonte; salen del interior humo y llamas, y aparece Hades en su carroza negra tirada por caballos también negros, exhalando fuego. Zeus le ordena que devuelva a Perséfone, pero Hades no quiere plegarse a su solicitud. Perséfone es ahora su prometida y su reina. En ese frío mundo subterráneo en el que mora Hades –que no es como el infierno imaginado por religiones posteriores, sino más bien la tierra de los espíritus, tanto de los muertos que ya abandonaron el mundo como de los que aún deben encarnar en la materia, Perséfone, con sus buenos instintos y su imaginación, era un ser de una extraña calidez y Hades no quiere perderla. 
Al principio, Perséfone se afirma en su trono, pálida como la muerte, y se niega a retornar al mundo material; tampoco Hades tiene idea de cómo puede fundirse con las energías creadoras de Perséfone, pero con el tiempo, gracias a ella, aprende sobre el mundo de la materia y los requisitos para la vida. Al fin, Zeus hace un pacto con Hades: ¨Si Perséfone no ha comido nada en tu tierra de muertos y no nacidos, podrá volver con su madre para siempre, pero si ha comido algo, tendrá que pasar una buena parte del tiempo en el submundo¨.

LA PÉRDIDA DE LA INOCENCIA por Clarissa Pinkola Estés (Cuarta Parte).

La bella imagen es del pintor búlgaro Valeri Tsenov

La calidad de la visión creativa depende de la duración y la profundidad del período en el que uno está cara a cara con ¨lo otro¨.

Hades retorna triste a su mundo subterráneo, pero, como es también un astuto confabulador, cuando Perséfone y él suben de regreso a la carroza, parte una granada y se la da para comer. Según el mito, ella sólo traga seis granos. Zeus declara que, a raíz de esto, Perséfone sólo podrá vivir con su madre la mitad del año, y el resto con Hades.
Cuando Perséfone regresa a la tierra, Deméter rebosa de alegría y se torna de nuevo fértil y abundante. Entretanto, Helios, el fuego gigantesco que está en el centro de la creación, sigue brillando cada tanto sobre todo lo visible y comprensible.
Este relato de resurgimiento triunfal desde las tinieblas ha sido conocido y transmitido en la especie humana durante siglos. Vengo de una familia de inmigrantes de antigua prosapia católica que reverencia a muchos santos. Uno de ellos es san Juan de la Cruz, el místico español de fines del Medievo. El se refirió muchas veces a este tipo de súbito secuestro del ser en el mundo tenebroso. Una oración que mi tía Tirezia recibió de su madre, la que a su vez dijo haberla recibido en un sueño del propio san Juan, decía: ¨Mantenme oscuro tanto tiempo como se precisa para ser bien cocido¨. San Juan nos dejó su obra La noche oscura del alma, cuyas palabras son citadas a menudo en nuestra tradición oral de letanías y en las plegarias que piden ayuda para el ¨oscuro viaje¨, análogo a los Tristes Misterios, los relatos sobre la mortificación y la muerte del alma resplandeciente.
Existen muchas celebraciones de este fenómeno psíquico de la luz convertida en tinieblas para volver a ser luz. La unión de un momento de la noche con un momento del día se corresponde con la unión entre el espíritu y la materia. Así se lo conmemora, en la tradición católica, a partir del Día de los Muertos, a principios de noviembre, período en que se entra en comunión con los espíritus y que culmina en diciembre con la Navidad, el nacimiento de Cristo. Este ciclo de retorno a la luz se celebra, asimismo, en los festivales de santa Lucía (que literalmente significa ¨la dadora de luz¨).
Todos estos rituales, y muchos más que se celebran en el mundo, reconocen la pauta eterna de ¨la noche entre dos días¨ en la vida del alma. Admiten que lo más difícil para un ser humano es permanecer en las tinieblas todo el tiempo que sea indispensable para llevar a su término el proceso y poder retornar. ¨Conocernos en el fuego¨ de lo oscuro y luego regresar es el movimiento básico de nuestra evolución emocional y espiritual, y de nuestra individuación. Si no se aprende esto, nada de lo que se aprenda quedará; si se aprende esto, todo lo que se aprenda será nuestro para siempre.

LA PÉRDIDA DE LA INOCENCIA por Clarissa Pinkola Estés (Quinta Parte).

La bella imagen es del pintor búlgaro Valeri Tsenov

El precio de una vida creativa profunda es una cierta pérdida de la inocencia.

Perséfone es devuelta a su madre e impera el júbilo por doquier: brotan los capullos, las viñas se cargan de frutos, las parejas procrean, la vida vuelve a inundar la tierra. Pero hay un cambio importante: el tiempo que Perséfone ha pasado en el submundo la afectó. Aunque sigue rebosante de vida, ahora se ha vuelto más contemplativa, más comprensiva, capaz de mediar entre los mundos de la luz y las tinieblas. Ha perdido su candor, su ingenuidad, esa concepción del mundo que la llevaba a pensar que para que todo fuese lozano, profuso, bello, bastaba quererlo. En el mito, como en la vida real, la pérdida de la inocencia casi siempre obliga a cruzar un umbral más distante y traducir experiencias más difíciles. 
Este relato contiene, para aquellos cuya misión es crear, los que están enamorados de la creación o luchan con ella diariamente, una información decisiva: al contrario de lo que afirman quienes ven en la creatividad una utopía, si se la vive como se debe, nos transmite que una vida creadora intensa está lejos de ser paradisíaca.
Si lo fuera, sería perfecta; y, si fuera perfecta, no habría evolución, movimiento, desarrollo. En ese esquema mental tergiversado se postula que uno puede permanecer inocente para siempre, como Perséfone al principio. Es una bella fantasía, pero que no ofrece sustento a los laboriosos requerimientos que son propios de la vida creativa.
Si existe un arte ¨superficial¨ es porque la fuerza creadora del artista se ha visto enormemente debilitada por su esfuerzo de hacer que un proceso difícil se torne sencillo (o de creer que esto es posible). Falta, entonces, en la experiencia del artista, lo que aportan el ingreso en las tinieblas, la muerte y el retorno, o bien estos elementos no están integrados con el resto; por alguna razón han sido mantenidos aparte de la mezcla creadora. Estoy convencida de que el concepto de ¨madhurya pradhana bhakti¨ del que hablaba Gandhi, la creencia en que una vida de amor se funda en el descubrimiento de la profundidad y la dulzura de Dios, es otro modo de describir la meta básica que hay detrás del drama de ¨la pérdida y el retorno¨. El viaje en busca de la dulzura siempre pasa por la oscuridad.
En rigor, el sufrimiento causado por las pérdidas y reuniones de las fuerzas psíquicas (tal como lo simboliza este relato mítico), así como la lucha para alcanzar un equilibrio digno entre ellas, es lo que aleja al individuo de sus ideales excesivamente optimistas, sus anhelos soleados y risueños. Cuando un cuerpo crea sin este factor o más allá de él, la obra tiene una curiosa minuciosidad y la voz clara de su autor, muchos sentidos dentro del sentido.

LA PÉRDIDA DE LA INOCENCIA por Clarissa Pinkola Estés (Sexta y Última Parte).

La bella imagen es del pintor búlgaro Valeri Tsenov

La vida creativa tiene un solo secreto, pero hay una clave… 

Me dicen algunos artistas: ¨Por favor, dígame cuál es el secreto de este proceso¨. 
Bueno, es muy lindo que yo tenga aquí mi varita mágica, con su vieja estrella de madera pintarrajeada unida al extremo de una vara de sauce.
¿El secreto? Oh, sí, me encantará contárselo tal como lo sé; aunque, a los cincuenta años, todavía soy joven para eso. Pero, por supuesto, antes tengo que hacer una advertencia muy estricta. Siempre que hay un secreto, hay una prohibición que lo acompaña. Ya verán.
He aquí el secreto, y que les aproveche:
Una vida profunda y llena de sentido se alimenta y mantiene sentándose sin anestesia sobre el fuego.
¨¡Un momento!¨, siento que exclaman. ¨¡Ese no es el secreto que yo quería! Por favor, ¿no hay algo más básico que esto?¨ 
Tal vez haya otros secretos, pero no los conozco. Después de haber indagado muchas posibilidades en todos estos años acerca de lo que está en el núcleo del impulso creador, vuelvo una y otra vez a este ¨secreto¨. Es el desafío de Perséfone y el nuestro: unir los dos mundos, el del espíritu y el de la materia, como consortes…; aunque resultemos heridos, desgarrados, aunque suframos ambivalencia y confusión y ansiemos volver a un tiempo anterior. Cuando se sostienen estos dos mundos, uno al lado del otro, siempre se produce una explosión, y a esto lo llamamos transformación.
La transformación está alimentada por dos clases de fuego: uno que quema a su paso todo lo que sea combustible, y otro que edifica desde las cenizas toda suerte de visiones, concepciones, actitudes y capacidades más tesoneras, afiatadas y refinadas que nunca. A la postre, lo que intentamos es mantener ardiendo a estos dos fuegos juntos, pensarlos inseparables por un instante.
Y, ahora, mi advertencia. Allí va:
Nunca se entenderá el ¨secreto¨ de oídas solamente. Para ser aprehendido, y mucho más, para ser comprendido, debe experimentárselo de primera mano. Y esto implica, nada más ni nada menos, sumergirse totalmente en el fenómeno.
El aspecto mental que normalmente atribuimos a las tenaces habilidades del pensamiento cognitivo nunca puede captar por entero el mundo del espíritu. Esto no significa desconocer o menospreciar lo cognitivo, todo lo contrario. La función del pensamiento es invalorable en muchos sentidos; pero el mundo de la imaginación y la valoración simultánea de sus diversas capas, no es el fuerte del pensamiento. Pertenece más específicamente a lo que Jung llamó las funciones intuitivas y de sentimiento de la psique.
La ¨experiencia de primer orden¨ es uno de los tipos más eficaces de aprendizaje con el que contamos, y difiere de las de segundo orden (leer sobre las experiencias ajenas o escuchar algo al respecto) y las de tercer orden (estudiarlas y analizarlas estructuralmente).
Sea que el individuo tenga un origen humilde o que proceda de los niveles que suelen considerarse más altos, conviene recordar que esas cuestiones no se comprenden en una semana ni en un año. No se las compra con dinero; no se las observa como si uno fuese un turista psíquico que llega a un sitio, entra, mira un poco el espectáculo y se va. No se las hace propias mediante una modalidad puramente intelectual o analizando la experiencia de otros sin vivir la de uno. No basta con acercar un poco el pie al fuego y retirarlo, ni con zambullirse en él sólo de cuando en cuando. No se lo logra huyendo ni convenciéndose de que uno ya ha pasado bastante tiempo en eso… cuando no es así. A este fuego hay que entrar con la totalidad del propio ser y quedarse hasta que sea necesario, hasta que se acabe. ¿Cuánto tiempo puede tardar? Nadie lo sabe más que uno mismo. Como decían mis abuelas, escuchemos al destino: ¿qué nos pide nuestro destino individual?
Quienes hayan permanecido en el fuego lo suficiente, podrán transmitir lo que vieron, no sólo con sus objetos de arte o sus palabras, sino, mucho más, con su presencia. Se parecerán a ese ¨duende¨ silvestre que danzó alrededor de ellos. Sabrán que los mundos se interconectan uno en otro. Habrá, en esas personas, algo inmenso, una esencia que no puedo describir, pero cuya autenticidad reconozco cuando la veo. Y tú también la reconocerás. Busca pruebas de que ha habido una gran tormenta, un vendaval que sopló muy fuerte y después pasó. 

Publicado en el número 151 de la revista Uno Mismo, págs. 24-29 (publicado originalmente en Magical Blend).
La traducción es de Leandro Wolfson.
Digitalizado para Palabra Chamánica por Omar Pereira.

SER MUJER, por Germana Martin



Ser mujer es ser canal de parto para todo lo que me atraviesa: 
sentires, poemas, hijos, risas,
amores, proyectos, dolores,
visiones a través de mi corazón-útero,
misterioso y pleno, abierto y libre.
Ser mujer es ser espiral, círculo, curva, luna
desde un cuerpo que ha sangrado, gozado, parido
y hoy renace, menguando, con nuevas energías
para disfrutar de esta nueva etapa.
Ser mujer es la sensualidad, la intensidad,
el goce de habitar un cuerpo dibujado en curvas y profundidades, que ama ser recorrido y fecundado amorosamente.
Ser mujer es mi forma de amar y crear,
tomando y soltando, como la respiración.
Ser mujer es un compromiso inalterable con la vida,
un agradecimiento permanente a la existencia,
un gestar junto a otros: mujeres y hombres,
nuevas realidades más sanas y felices para todos.
Ser mujer es no cansarme jamás de bucear en cada alma,
la verdad y el amor.
Ser mujer es abrazar en círculo
a mis amigas, hermanas, compañeras.
Ser mujer es abrirme como corola a los misterios sagrados.

©Germana Martin

La bella imagen es de Holly Sierra.