LOBA HERIDA de Germana Martin


He vivido este invierno como una loba herida.
He lamido y llorado cada cicatriz.
He sido salvaje, rebelde, desolada.
He regado con las flores de mi instinto el hielo de tanto desamor.
Pude reconocerme huérfana y habitante
de mi cuerpo desmadrado.


Y luego, poco a poco, me dejé llevar por mi regazo.
Me acuné hasta dormirme.
Soñé mi propio nacimiento.
Y me parí.
Rosada y tibia.
Tan libre, tan mía.


©Germana Martin

Arte: Alexandra Bochkareva

EL PERVERSO DESTRUYE CON SONRISAS entrevista a Marie-France Hirigoyen (autora de «El acoso moral»)



Muchos años de consulta viendo gente psicológicamente anulada le llevaron a percibir el error: «El psicoanálisis sólo considera lo que ocurre en la cabeza de un individuo y si éste se deja agredir mentalmente es un cómplice masoquista. Pero eso no es cierto, hay un agresor real que lo ha hecho pedazos». Y advierte: «¡Cuidado! Con el pretexto de la tolerancia nos volvemos indulgentes». En estos tiempos en los que el más admirado es el que sabe disfrutar más y sufrir menos proliferan los perversos, gente sin escrúpulos que se engrandece destruyendo a otros. Individuos ávidos de aprobación y admiración, manipuladores natos que primero seducen y luego vampirizan. «Siga mi consejo: Apártelos de su vida. No tienen remedio.»

¿Se puede destruir a alguien sólo con palabras? Sí, con burlas, sarcasmos, rumores, miradas e insinuaciones; es lo que se llama «acoso moral», y se da en la familia, la empresa y la pareja.

¿Quiénes son los acosadores? Los perversos son gente que quiere poder y que no tiene escrúpulos en utilizar a los otros, que para ellos no son más que objetos.

¿Y cómo son las víctimas? Personas que sienten compasión por los otros y que son muy dinámicas. Poco a poco pierden su dinamismo y entran en la confusión y el desequilibrio al no entender el comportamiento del perverso.

¿Los perversos utilizan a los débiles? No. Sus víctimas suelen tener una fuerte personalidad e inteligencia, por eso quedan atrapadas en las redes del juego del perverso que disfruta con la destrucción moral.

¿Un acosador moral nace o se hace? Suelen ser personas que en su infancia han sido tratadas como objetos, o bien maltratados, o bien idolatrados por la madre.

¿Son enfermos? No, mientras tienen una víctima en la que descargar su perversión ellos están perfectamente equilibrados.

¿Son felices? Son crueles, no tienen emociones, sólo les interesa la apariencia y en el fondo nunca están contentos. Necesitan a los otros.

¿Cómo chupasangres? Exacto, toman la vida, la fuerza y la alegría de los otros porque por ellos mismos no son felices, ni capaces de desenvolverse.

¿Cuál es el proceder de un perverso? Destrucción sistemática de otra persona durante un largo periodo mediante sobreentendidos, alusiones, descalificación, desprecio, vacío. Una sutil estrategia para confundir al otro. Y si el otro se queja, el perverso lo acusa de susceptible. Siempre niegan el conflicto. Si no hay culpa, no hay sufrimiento.

¿Por qué se cae en sus redes? Además de ser muy seductores, se muestran débiles, sensibles y necesitados, y nos volcamos para ayudarles. Utilizan hábilmente el lenguaje para confundir al otro.

¿Cómo? Dan mensajes contradictorios; no terminan las frases y están llenos de insinuaciones, de manera que el otro nunca está seguro de lo que sienten. A menudo mienten.

¿Y son conscientes? No, actúan así para sobrevivir, porque tienen la impresión de que están en peligro. Pero saben cuándo exceden los límites. Jamás usan un comportamiento violento si se saben observados.

¿Son envidiosos? Mucho, ese sentimiento les hace avanzar: la sensación de que el otro posee lo que ellos no tienen. Pero su inteligencia es estratégica y destruyen con sonrisas.

¿Son aduladores? Siempre se someten a la autoridad. Son sumisos con el poder aunque lo critiquen.

¿Tienen sentido del humor? Son más bien sarcásticos y pueden ser muy ácidos. Y tienen fobia al compromiso, a todo los que les puede vincular a otro: matrimonio, hijos... Temen ser invadidos.

Pobres, ¿tienen cura? No. Mientras tienen una víctima no se deprimen y no tienen problemas de conciencia, así que jamás acuden a un especialista.

¿Son tenaces con sus víctimas? Muy tenaces, les interesa que la víctima permanezca junto a ellos porque la necesitan. Si les abandona se sienten mal, pero tienden a buscar rápidamente a otra.

¿Cuál es la visión del mundo del perverso? Sólo le interesa el poder y el reconocimiento social, pero lo disimula, se queja a menudo de la vida y es muy negativo.

¿Si leen esta entrevista, se reconocerán? No, verán a otros reflejados. Pero la gente de su entorno sí los reconocerá.

¿Cómo sacárselos de encima? Es muy difícil porque el agresor nunca abandona a su víctima, y cuando ésta intenta marcharse la culpabiliza.

Y si es un inevitable compañero de trabajo, ¿cómo convivir? Entendiendo que su comportamiento es patológico y que no va a cambiar. Si no puede apartarse de él, utilice la política del pato.
¿Del pato? Que todos los insultos y humillaciones te resbalen. Nunca hay que entrar en su juego: la escalada de violencia. El agresor pretende que la víctima se convierta también en agresor. Intenta invertir aparentemente la situación y demostrar que el otro es el violento. ¡Muy malos! Otro placer de los perversos es hacer perder a la víctima su sentido moral.


¿Cómo curar a una víctima? Normalmente hace falta que otra persona le haga ver qué tipo de relación tiene; que pierda el sentimiento de culpa y recupere la confianza en sí misma. El agresor se ha dedicado a hacerle sentir que no es nadie, que es un incompetente, y las personas quedan muy maltrechas en su amor propio. Así que si percibe actitudes perversas, denúncielas.

¿Hace falta un especialista? Sí, porque es muy importante mostrar a la víctima cuál es su punto débil, eso es lo que le ha hecho caer en manos del acosador.

¿Y cuál suele ser el punto débil? Una falta de confianza en uno mismo por una herida de la infancia. El perverso es muy hábil percibiendo la fragilidad del otro.

¿Cómo defenderse legalmente? Lo más importante es educar en decir no y formar especialistas que puedan intervenir. En el mundo laboral hay que crear una ley contra el acoso moral y estamos en ello.

Entrevista realizada por Ima Sanchis para La Vanguardia a Marie-France Hirigoyen, psiquiatra, psicoanalista y psicoterapeuta de familia, autora del libro «El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana».