NUESTRO HIMNO A LA ALEGRÍA "A LA LUZ DE LA RISA DE LAS MUJERES"



A la luz de la risa de las mujeres


Canto a las mujeres que como las lobas 
bailan y aúllan a la luna.
Juntas y salvajes van por las montañas 
van en libertad y son hermanas
recogiendo todos los logros
de nuestras antepasadas,
continuando con conciencia
y usando nuevas palabras.
Es el momento de alcanzar los sueños,
es hora de regalarnos risas,
de esas que nacen desde muy adentro
y que se expanden a toda prisa.
Y que rían con nosotras
los nuevos hombres del mundo,
que se inventan como nosotras
para poder andar juntos.
Sentimos lo sagrado habitando nuestro cuerpo
que es el cuerpo de la tierra misma.
En cada fase de nuestros ciclos
abrazamos con amor la vida.
Y que vivan con nosotras 
los nuevos hombres del mundo
que se inventan como nosotras
para poder sembrar juntos.


A la Vida!


Canto a las mujeres que como las lobas 
bailan y aúllan a la luna.
Juntas y salvajes van por las montañas 
van en libertad y son hermanas
recogiendo todos los logros
de nuestras antepasadas
continuando con conciencia
y usando nuevas palabras.


Rosa Zaragoza, "mamá landá mundé" Anabel Puig, Anna Coca, Tànit Navarro, Marta Ponce, Tamara Prezek, Pilar Ríos, Rusó Sala, Gema Tejedor y Vanessa Vissiri.

Lo Femenino Consciente por Connie Zweig (fragmento del libro “Ser Mujer”



   Históricamente, las cualidades asociadas al Arquetipo Femenino han sido descritas mayoritariamente a partir de observaciones de los hombres sobre los cuerpos de las mujeres (sus capacidades de recibir, contener y dar a luz). Hoy día, sin embargo, las mujeres se definen cada vez menos en términos biológicos, y están evolucionando con menos constricciones impuestas por las proyecciones de los hombres. Además, los resultados de las investigaciones de muchas personas en diferentes campos nos han ayudado a concebir nuestra definición de lo Femenino, liberándola de los significados vinculados a la cultura y proporcionándole una gran riqueza de valores diferentes. De esta manera, por primera vez, lo Femenino puede hacerse consciente en las mujeres: sin identificarse con los hombres, sin actuar en reacción a otra cosa, sin tener que compensar por algo ausente.
   Por esta razón, nos vemos obligadas a cuestionar las definiciones arquetípicas que han persistido durante tanto tiempo: estamos llamadas a reimaginar lo Femenino en su forma emergente. Marion Woodman comienza este proceso sugiriendo algunas características de la energía femenina:


-Lo Femenino prefiere el proceso al resultado, siguiendo los meandros del camino y disfrutando del placer del viaje, por el contrario del estilo Masculino de fijar meta y de ir a por ella en línea recta.

-Esta orientación hacia el proceso implica presencia en el cuerpo –en el instante-, una agudeza emocional y sensorial, y una disponibilidad voluntaria para seguir la propia experiencia corporal, en lugar de escuchar únicamente al pensamiento.

-Lo Femenino implica también receptividad, mientras que lo masculino es rápido para actuar. Hoy en día, señala Woodman, nuestros receptores psíquicos y sensoriales están cerrados para defendernos contra la brutalidad generalizada. Nos hemos vuelto temerosas y desconfiadas y no podemos entregarnos para recibir amor. Pero lo Femenino recibe: desde el llanto del planeta hasta el llanto del alma.

   En la primitiva transición de la conciencia matriarcal a la conciencia patriarcal (que se encuentra recapitulada en la evolución de todas y cada una de las mujeres), se sacrifica y abandona lo Femenino. Tanto en los hombres como en las mujeres, es expulsado de la conciencia y se sumerge para pasar a ser parte del mundo de la sombra. Desde el punto de observación del mundo a la luz del día, aparece como pobre y dependiente, mientras que en el cenit de esta misma luz, el reino unilateral de lo Masculino concentra poder y tecnología y amenaza con una destrucción colectiva.
   Actualmente, con la llegada del patriarcado, lo Femenino es como una raíz abriéndose camino entre la superficie de hormigón resquebrajada de la cultura. La evidencia de su reaparición se manifiesta claramente en nuestro interés creciente por la ecología profunda, la Diosa, e incluso el movimiento de hombres que se está formando últimamente. Por lo tanto, lo Femenino consciente constituye la próxima imagen que nos empuja hacia adelante en nuestro viaje humano.
   El Principio Femenino se transforma a medida que evoluciona nuestra naturaleza femenina dentro de la imaginación colectiva y que se va manifestando dentro de nosotros y de toda la sociedad en general. El arquetipo respira una nueva vida, asume un nuevo semblante y nos proporciona nuevos significados.
   Mientras que lo Femenino inconsciente emergía a través del instinto, lo Femenino consciente evoluciona a través de la imaginación. Esto quiere decir que esta fase en el desarrollo humano exige la voluntad. La evolución nos llama a centrarnos en el Principio Femenino, a empezar ahora, en este momento, a imaginarlo encarnado y realizado. Para hacerlo, infundiremos nuevo vigor a las fuerzas de la vida; seremos comadronas de nosotras mismas y unas para otras.

Connie Zweig
Fragmento de la Introducción del libro “Ser Mujer”.
Texto digitalizado por Germana Martin para Palabra Chamánica.

Visión binocular de la psicología de las mujeres: las perspectivas junguiana y feminista por Jean Shinoda Bolen

Visión binocular de la psicología de las mujeres

Durante el mismo período en el que estaba adquiriendo una perspectiva feminista, estaba haciéndome simultáneamente analista junguiana. Después de completar mi periodo como médico interno en psiquiatría en 1966, entré en el Instituto C. G. Jung de San Francisco, como alumna del programa de formación y recibí el título de analista en 1976. Mi visión sobre la psicología femenina se desarrolló ininterrumpidamente durante este periodo, incorporando percepciones feministas a la psicología arquetípica junguiana.
Me sentía como si estuviera haciendo el puente entre dos mundos cuando me aventuraba yendo y viniendo entre los analistas junguianos y las psiquiatras feministas. Mis colegas junguianos no se preocupaban demasiado de lo que ocurría en el mundo político y social. La mayoría parecía sólo vagamente consciente de la relevancia del movimiento de las mujeres. Mis amigas feministas en psiquiatría, si es que pensaban en mí como analista junguiana, lo hacían para considerar este aspecto, bien como un interés personal místico o esotérico, o bien como una subespecialidad respetada que no tenía nada que ver con los problemas de las mujeres. A pesar de todo, haciendo de lanzadera descubrí que se produce una nueva profundidad de comprensión cuando se ponen juntas las dos perspectivas, junguiana y feminista. Las dos proporcionan una visión binocular de la psicología de las mujeres.
La perspectiva junguiana me ha hecho consciente de que las mujeres están influidas por poderosas fuerzas internas, o arquetipos, que pueden ser personificadas por las diosas griegas. Y la perspectiva feminista me ha proporcionado una comprensión de cómo las fuerzas externas, o estereotipos –los papeles a los que la sociedad espera que la mujer se adapte-, refuerzan algunos patrones de diosas y reprimen otros. Como consecuencia, yo veo a cada mujer como una “mujer intermedia”: impulsada desde dentro por arquetipos de diosas y desde fuera por estereotipos culturales.
Una vez que la mujer se vuelve consciente de las fuerzas que influyen en ella, obtiene el poder que ese conocimiento proporciona. Las “diosas” son fuerzas poderosas e invisibles que moldean la conducta e influyen en las emociones. El conocimiento acerca de las “diosas” dentro de las mujeres constituye un nuevo territorio para el aumento de la conciencia social sobre las mujeres. Cuando una mujer sabe qué “diosas” son las fuerzas dominantes dentro de ella, adquiere autoconocimiento sobre la fuerza de ciertos instintos, las prioridades y las capacidades, y también las posibilidades de encontrar un propósito personal a través de las opciones que toma y que otras personas pueden no estimular.
Los patrones de diosas afectan también a las relaciones con los hombres. Ayudan a explicar algunas de las dificultades y afinidades que determinadas mujeres tienen con determinados hombres. ¿Escogen hombres poderosos y triunfadores en el mundo? ¿Lisiados y creativos? ¿Infantiles? ¿Qué “diosa” es el impulso inadvertido que empuja a una mujer hacia un tipo particular de hombre? Dichos patrones influyen en la selección y estabilidad de las relaciones.
Los patrones de relación también llevan la impronta de diosas concretas. Padre-hija, hermano-hermana, hermana-hermana, madre-hijo, amante-amante, o madre-hija, cada pareja representa una configuración que corresponde de manera natural a una diosa concreta.
Cada mujer posee dones “otorgados por la diosa”, que ha de aceptar con agradecimiento y sobre los que tiene que aprender. Cada mujer tiene también riesgos “otorgados por la diosa”, que debe reconocer y superar para cambiar. No puede resistirse a vivir un patrón determinado por el arquetipo de una diosa subyacente hasta que es consciente de que dicho patrón existe y de que trata de realizarse a través de ella.

Jean Shinoda Bolen, Las Diosas de Cada Mujer, Introducción, páginas 23 y 24
(Editorial Kairós, Argentina, 2008)
Digitalizado por Germana Martin.

Marion Woodman, fragmentos de su libro Los frutos de la Virginidad



El sol besó mi Crisálida
Y me levanté
y viví
Emily Dickinson

...Tenía tres años cuando hice el descubrimiento psicológico más importante de mi vida. A esa edad descubrí que, obedeciendo a sus leyes internas, un ser vivo pasa por ciclos de crecimiento, muere y vuelve a nacer como un nuevo ser.
Un día, estaba jugando con mi pipa de mazorca de maíz con la que hacía burbujas mientras ayudaba a mi padre en el jardín. Me gustaba ayudarle porque él comprendía a los insectos y a las flores, y sabía de dónde venía el viento. Cuando encontré un bulto pegado en una rama, papá me explicó que la Oruga Catalina se había hecho crisálida, y me propuso que la lleváramos a casa y la claváramos en la cortina de la cocina. Algún día, de ese bulto iba a surgir una mariposa.
Ya había visto cosas misteriosas en el jardín de papá, pero esto superaba incluso mi imaginación. De todos modos, con mucho cuidado, atravesamos los dos alfileres de la crisálida en la cortina y todas las mañanas bajaba corriendo las escaleras con mi muñeca y mi pipa para mostrarles la mariposa. ¡Pero la mariposa no aparecía! Papá me decía que tenía que tener paciencia. Las crisálidas parecen muertas, pero dentro de ellas se van produciendo cambios extraordinarios. La vida de una oruga es muy distinta de la vida de una mariposa y necesitan cuerpos diferentes. Una oruga sólo mastica hojas; la mariposa bebe néctar.
La oruga es asexuada, casi ciega y tiene que arrastrarse por la tierra; la mariposa pone huevos, y puede ver y volar. La mayoría de los órganos de la oruga se disuelven y el líquido que queda ayuda a que crezcan las alas, los ojos, el cerebro y los diminutos músculos de la mariposa que se va desarrollando. Pero todo el proceso es muy difícil, tan difícil que la criatura no puede hacer nada más en esa etapa. Tiene que quedarse dentro de su capullo protector. Yo seguía esperando que esa oruga perezosa y glotona se transformara en una delicada mariposa, pero para mis adentros había llegado a la conclusión de que papá se había equivocado.
Sin embargo, una mañana, cuando estábamos comiendo nuestro cereal mi muñeca y yo, me di cuenta que no estaba sola en la cocina. Y ahí estaba, con las alas abriéndose todavía, brillando apenas con la luz transparente; era un ángel capaz de volar. Su capullo estaba vacío. Ese hecho misterioso que se produjo en la cocina fue mi primer contacto con la muerte y el renacer.
Años más tarde descubrí que la mariposa es un símbolo del alma del ser humano.
También descubrí que, apenas sale del capullo, la mariposa deja caer una gota de excremento que se ha ido acumulando. Generalmente es una gota roja y, a veces, la mariposa la deja caer en su vuelo. Es así que un conjunto de mariposas pude producir una verdadera lluvia de sangre, fenómeno que despertaba terror y recelo en las antiguas culturas y que en algunos casos daba lugar a verdaderas masacres.
Simbólicamente, para liberar a nuestra mariposa también tenemos que sacrificar una gota de sangre, dejar el pasado atrás y mirar hacia el futuro.
La delicada transformación que se produce en la crisálida es una transformación crepuscular entre el pasado y el futuro. Una parte de nosotros sigue mirando hacia atrás, añorando la magia de lo perdido; otra se alegra de despedirse de nuestro pasado caótico; otra observa hacia delante con todo el valor que logra reunir; otra se entusiasma ante las posibilidades de cambio; otra se queda inmóvil, sin atreverse a mirar en ninguna dirección.
Quienes aceptan conscientemente a la crisálida, ya sea en el psicoanálisis o en su vida diaria, aceptan la paradoja de la vida y la muerte, una paradoja que adopta distintas formas en cada nueva espiral de crecimiento.
En El viaje de los magos de T.S. Elliot, uno de los Reyes Magos describe lo vivido en Belén de regreso en su país:
... así que seguimos y llegamos al anochecer, ni un momento antes de tiempo para encontrar el sitio: fue (podría decirse) satisfactorio. Todo eso pasó hace mucho, lo recuerdo. Y lo volvería a hacer; pero escribid. Esto escribid. Esto: ¿se nos llevó tan lejos a buscar Nacimiento o Muerte? Había un Nacimiento, es cierto, tuvimos prueba sin duda. He visto nacimiento y muerte, pero había creído que eran diferentes; este nacimiento fue dura y amarga angustia para nosotros, como Muerte, Nuestra muerte. Volvimos a nuestros sitios, a estos Reinos, pero ya no más a gusto aquí, en el viejo estado de cosas, con una gente extraña aferrándose a sus dioses. Me alegraría de otra muerte. Si aceptamos esta paradoja, lo que parece ser una contradicción intolerable no nos aplasta. El nacimiento es la muerte de la vida que conocíamos; la muerte es el nacimiento de la vida que aún no hemos vivido. Tenemos que aceptar esta contradicción y dejar que nuestro círculo se amplíe. Los que nunca salen del capullo; los que encuentran que la vida es “fastidiosa, rancia, vana e inútil” o, como se dice actualmente, “aburrida”, tiene un grave problema.
Sin poder escapar de su inmovilidad, se aferran a sus juguetes de la infancia, se alejan de la realidad actual y se quedan sentados, esperando liberarse del dolor por arte de magia y poder vivir entonces en un mundo “justo y bueno”, un mundo de fantasía que tenga la inocencia de la niñez. Temerosos de abandonar las relaciones que les impiden crecer; temerosos de enfrentarse a los padres, los compañeros o los hijos que siguen teniendo actitudes infantiles, se hunden en la enfermedad crónica o la muerte psíquica. La vida se convierte en una red de ilusiones y mentiras. En lugar de hacerse responsables de lo que sucede y de aceptar el desafío del crecimiento, se aferran a la estructura rígida que han ido construyendo o que recibieron al nacer. Tratan de permanecer “estáticos”, en una actitud que atenta contra la vida, porque la ley de la vida es el cambio. El quedarse “estático” equivale a la descomposición, sobre todo en el Jardín del Edén.
¿Por qué sentimos tanto temor ante el cambio? ¿Por qué, cuando estamos tan ansiosos por cambiar, nos desesperamos aún más cuando empieza a producirse una transformación? ¿Por qué perdemos nuestra fe infantil en el crecimiento? ¿Por qué nos aferramos a nuestros antiguos lazos en lugar de abrirnos a nuevas posibilidades, al mundo desconocido de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma? Plantamos grandes bulbos de amarilis. Los regamos, dejamos que les dé la luz del sol, vemos como aparece el primer brote verde, el tallo que se apresura a crecer, las yemas, y luego admiramos las hermosas flores acampanadas que ofrecen un aleluya a la nieve del jardín. ¿Por qué tenemos que tener más fe en un bulbo de amarilis que en nosotros mismos? ¿Será porque sabemos que la amarilis va creciendo guiada por una ley interior, una ley con la que ya hemos perdido contacto?
Si nos damos tiempo para escuchar a la amarilis, podemos vibrar con su silencio. Podemos sentir su eterna quietud. Podemos llegar al fondo del misterio. Y en ese lugar, el lugar de la Diosa, podemos aceptar el nacimiento y la muerte. La bellísima flor va a morir algún día, pero si permitimos que el bulbo repose y lo dejamos en la oscuridad, el próximo año surgirá otra flor.
La inseguridad es la esencia misma del temor ante el cambio. Quienes reconocen su propio valor entre sus seres queridos pueden marcharse y volver sin temor al alejamiento. Saben que los quieren por ser como son. Nuestra sociedad dominada por la informática es fascinante y eficiente, pero está destruyendo cada vez más los auténticos valores humanos. Por muy compleja que sea una máquina, no tiene alma ni se guía por sus instintos. Una computadora pude vomitar todos mis datos personales, pero no puede recorrer los pasadizos subterráneos de mi soledad, ni escuchar mi silencio, ni responder a la sombra que pasa frente a mis ojos. No puede calcular la profundidad y la extensión del alma humana.
Cuando una sociedad se programa deliberadamente de acuerdo con una serie de normas que apenas se relaciona con los instintos, el amor o la intimidad, quienes se deciden a convertirse en individuos confiando en la dignidad de su alma y en la creatividad de su imaginación tienen razón de sentir miedo. Son parias alejados de la sociedad y, en mayor o menor medida, de sus propios instintos. Mientras trabajan en el silencio de su capullo suelen pensar que están locos. También piensan que enloquecerían aún más si renunciaran a la fe en su búsqueda personal. Así como la crisálida estaba prendida a la cortina de la cocina, en la pared de sus habitaciones han clavado un proverbio de Blake: “si el necio persistiera en su estupidez se convertiría en sabio”.....

VOCES DE CRISÁLIDAS:

Trato de calcular cuánto he avanzado en lugar de cuánto me queda por caminar
Siempre me he identificado con lo que no soy. Pero, ¿quién soy? Mi sentimiento de culpa, mi vergüenza y mi temor me están convirtiendo en un ser humano.

Vivía constantemente esperando cumplir con todas mis obligaciones; sólo entonces dispondría de tiempo para mí. ¿Cómo? Nunca pensé en eso. Siempre estuve tan ocupado “haciendo cosas” que me perdí algo importantísimo. Creo que nunca fui niño. No recuerdo en absoluto haber sido un niño pequeño con cierta conciencia de ser YO.

He vivido siempre con la mueca de una sonrisa. Me estaba muriendo. Estoy ansiosa por vivir. ¡Tengo tantas ganas de ser libre! Trato de tener fe, fe en que voy a nacer.

Siento que voy a explotar si tengo que reaccionar ante una cosa más. Me estoy replegando. Me siento aplastada por las presiones del mundo exterior, y las presiones internas son tan intensas que estoy empezando a sentirme realmente enferma.

Antes me sentía capaz, antes hablaba y escribía bien. Ahora no me siento nunca segura, porque no encuentro las palabras. ¿Estoy luchando contra mi destino o mi destino me exige que tome adopte una posición?

Decidí soltar amarras. Dejé que los pulmones se abrieran y que el aire entrara hasta el diafragma. Aprendí a respirar desde el fondo de mí y lo que descubrí allí... ¡Dios mío, qué horror! En el diafragma tenía preso a un asesino.

Siempre tuve la garganta y el pecho llenos de flema. Un día fui capaz de lanzar un verdadero rugido. Entonces pude cantar.

La respiración es la clave para soltar amarras. No me deja encerrarme en una sola cosa. La respiración refuerza las imágenes o les permite ir cambiando. Me permite ser receptivo, armonioso, equilibrado.

Me miro en el espejo. Veo arrugas. Me pongo maquillaje. El lápiz de labios no me ayuda a lucir llena de vida. Veo un rostro agotado y pintado. Tengo sesenta años; en dos años he envejecido diez. Nunca antes me pesó la edad. Ahora quiero ser yo, no una capa que me cubra, simplemente yo. No voy a fingir. Quiero vivir antes de morirme.

Me despierto por la noche. Mi corazón es una caldera hirviente. Creo que es un ataque al corazón. Descubro uno de mis brazos recostado en su almohada vacía. No puedo moverme. No puedo levantar el cuerpo de la cama.

Con los hombres estoy siempre en un tira y afloja. Me ofrecen algo, estiro los brazos para recibirlo y me cortan los brazos. Hacen promesas, pero no las cumplen; siempre quedo vacía. No puedo hacer nada cuando me abandonan. Les doy mi poder, como a mi padre.

Mi esposa anda siempre de mal humor y es ofensiva. No entiende que hay problemas importantes y problemas triviales. Cree que si tiene una opinión enfática sobre algo, es un problema importante... y últimamente tiene opiniones enfáticas prácticamente sobre todo.

Hay una VERDAD elemental cuya ignorancia destruye incontables ideas y espléndidos planes:
Cuando alguien se compromete definitivamente, la Providencia también hace lo suyo. Empiezan a producirse las cosas más variadas que ayudan, cosas que de otro modo nunca se hubieran producido...

Todo lo que puedas hacer,
Todo lo que sueñes que puedes hacer,
Empieza a hacerlo.
La valentía tiene ingenio, poder y magia.
Empieza a hacerlo; ahora.
Goethe
El texto corresponde a extractos del libro “Los Frutos de la Virginidad”, de Marion Woodman (editorial Luciérnaga).



LAS DIOSAS VÍRGENES POR JEAN SHINODA BOLEN


Las tres diosas vírgenes de los griegos y sus contrapartidas romanas fueron Artemisa (Diana), diosa de la caza y de la luna, Atenea (Minerva), diosa de la sabiduría y las artes, y Hestia (Vesta), diosa del fuego del hogar y el templo. Las tres personifican los aspectos independientes y no relacionales de la psique de una mujer. Todas ellas poseen una característica que les es propia exclusivamente. Artemisa y Atenea poseen atributos que le permiten a una mujer proyectarse fuera de sí misma para tener éxito en el mundo, mientras que Hestia se centra en sí misma. Las tres, de todos modos, representan los impulsos íntimos de las mujeres.
El aspecto virginal de la diosa es esa parte de la mujer que nadie posee y en la cual ningún hombre puede "penetrar": la que no necesita a ningún hombre, y tampoco valorarse gracias a un hombre determinado. Esta virginidad es psicológica. Cuando el arquetipo dominante es el de la diosa virginal, la mujer "se basta a sí misma" y no necesita a nadie más para sentirse completa o satisfecha.
Las mujeres que son como estas tres diosas tienen la capacidad de concentrar su atención en sus intereses. Sus actividades les absorben de entrada. En esa concentración no les cuesta "cambiar de sintonía" o excluir todo lo que es ajeno a la tarea que se llevan entre manos o al objetivo a largo plazo que se han marcado. Yo pienso en la conciencia centrada como en un rayo de luz intenso y dirigido a voluntad que ilumina sólo aquello en lo que nos centramos, dejando sumido en la oscuridad o las sombras todo lo que se encuentra fuera de su radio de alcance. Cuando una mujer puede centrarse en la resolución de un problema o la consecución de un objetivo, o bien en la práctica de la meditación durante largos períodos, puede prescindir de sus propias necesidades en lo que atañe a su alimentación o su descanso, y deja de mirar por las necesidades emocionales de los que la rodean. Esta capacidad, por lo tanto, tiene sus ventajas y sus desventajas.

Jean Shinoda Bolen
"Las diosas de la mujer madura"
Parte III:
La mujer es una diosa que envejece: a propósito de "Las diosas de cada mujer"

A PROPÓSITO DE LAS DIOSAS DE CADA MUJER (FRAGMENTOS) POR JEAN SHINODA BOLEN


"La mayoría de mujeres de personalidad compleja poseen en activo una variedad de arquetipos importantes de diosas. Dependiendo del ambiente familiar y cultural, sin embargo, algunos encajarán bien en ellas y otros les resultarán conflictivos, incluso en épocas en que no se quema a las mujeres en la hoguera, ni se las lapida por expresar a la diosa anulada que llevan dentro. Por otro lado, se originará un mayor número de conflictos interiores (entre las diosas) cuantas más posibilidades se tengan de elegir. Creo que las diosas griegas del monte Olimpo (únicas, e incluso antagónicas entre ellas) son una metáfora de la diversidad y el conflicto que se da entre mujeres complejas y con múltiples facetas. Todas estas diosas están potencialmente presentes en cada mujer, aunque parezca que en efecto nacemos con las características innatas de una o más de una. Cuando varias diosas compiten por el dominio de la psique de una mujer, será ella quien tendrá que decidir qué aspecto de su persona desea expresar a cada momento.
La experiencia posee un significado personal y espiritual si existe una conexión profunda entre el papel que desempeña la mujer y un arquetipo concreto. Cuando eso no existe, la mujer que desempeña ese mismo papel se adapta a una vida "que no es la suya propia".
"De jóvenes, o en un momento muy concreto de nuestras vidas, nos vemos forzadas a adoptar un arquetipo de diosa en particular, aunque también esa diosa puede representar un problema para nosotras o convertirse en nuestra mejor baza: se trata de Afrodita cuando estamos enamoradas, Deméter si sentimos el deseo de quedar embarazadas o actuar de madres, o bien Perséfone cuando queremos volar alto. Hera nos impele al matrimonio o nos consume de celos, Artemisa nos aboca al feminismo y nos allana el camino para que nos centremos en la elección de nuestra profesión. Atenea nos va de perlas para entrar en el mundo masculino y, finalmente, recurrimos a Hestia cuando preferimos la soledad.

Las mujeres que están entrando en la edad madura y las que fueron jóvenes durante las décadas de los sesenta y setenta han tenido vidas muy complejas, haciendo malabares con el trabajo y las relaciones, vigilando el reloj biológico sin descuidar su trayectoria profesional, rompiendo con antiguas tradiciones y explorando nuevos ámbitos, y enfrentándose a situaciones y a elecciones personales mucho más complicadas de lo habitual. Las circunstancias y las elecciones (y también estas diosas) modelaron el curso de nuestras vidas personales."

"Es posible que algunas mujeres mayores sólo hayan bebido una única fuente, y hayan estado recurriendo a un único arquetipo durante toda su vida. Esa sola diosa, por lo tanto, define esencialmente su carácter, y la presencia de las demás divinidades quizá sólo haya sido relevante en momentos puntuales de su vida. Ahora bien, una diosa en estado latente también puede despertar por primera vez y, como un arquetipo de última generación, convertirse en fuente inesperada de felicidad y evolución personal.

Jean Shinoda Bolen
"Las diosas de la mujer madura"
Parte III:
La mujer es una diosa que envejece: a propósito de "Las diosas de cada mujer"

La bella imagen es de la artista francesa Libellune
http://www.libellune.com/
¡Muchas gracias!

EL ARQUETIPO DEL NIÑO/A SIN MADRE POR CLARISSA PINKOLA ESTÉS



“…Ese es el verdadero triunfo del “abandonado”; la tremenda batalla ganada, que no es la de luchar por la supervivencia sino por la creación, por darse y crearse una vida llena, plena y buena, por lograr la prosperidad.
Las personas que tienen este arquetipo activo, se distinguen por una respuesta de querer hacerse invisible, desaparecer, estar desprotegido, o regresar instantáneamente al pasado cuando sienten amenaza o mal trato por parte de otro adulto.
Lo importante es saber que este arquetipo tiene una llama interna que puede y debe ser encendida. Esa llama sigue ahí, jamás se apagó y jamás se apagará aunque no la tenga brillando en este momento. Aunque haya sido humillado, retirado y castigado como persona.
Esta llama la enciende y la cuida la madre interna. Para desarrollar la madre interna hace falta tener un deseo de amor incondicional y respeto hacia uno mismo.
No se trata de buscar amor (externo) de otros a toneladas hasta que te salga por las orejas. Esto les dejará insatisfechos.
Se trata de tener la madre guía, la que señala los puntos buenos y malos, la que tiene consciencia, intuición. La sabiduría consciente que te guía. La que cuando te guía te está amando (amar = mostrar guía). La que pone luz en la oscuridad.
Cuando un bebé crece en normalidad, su infancia le reporta la sensación de paraíso: cuando tiene hambre, es alimentado; si tiene frío, se le da calor.
Es aquí donde obtiene la grata sensación de vivir, de ser aventurero, viajante en la vida. Más tarde, cuando es niño y va al colegio, se sale del paraíso y recibe mordiscos, o malos tratos de otros niños, etc. Debe enfrentarse con aspectos más oscuros del ser humano. El enemigo está fuera.
Pero cuando ese niño crece en una familia donde sus enemigos son el padre o la madre porque no atienden/no saben atender sus necesidades, ese niño se cría a la defensiva. La respuesta que aprende es que la vida no es un paraíso sino que hay que defenderse. Crece sin guía en el exterior (sin función de madre). Ante cualquier estímulo, suele responder a la defensiva (es un elemento distintivo del arquetipo “huérfano”). Tienen miedo de ser viajantes por la vida porque perciben sus amenazas.
Aprenden a incrementar su sensibilidad para “averiguar” o “adivinar” de dónde les vendrá la próxima amenaza, patada o bofetada, se hacen muy intuitivos. Se convierten en adultos “en alerta”. Y normalmente no sólo pueden prever o identificar a las personas negativas sino también a las positivas.
El problema es que tienen una fuerte tendencia a suprimir o destruir su intuición. A despreciarla, a minusvalorarla, especialmente si seguirla les supone una pérdida externa de amor (perder a personas).
Hay dos tipos de malos tratos en el arquetipo huérfano:
Abuso: pegar, insultar, humillar, castigos inapropiados, gritos, cualquier estímulo que provoque una innecesaria respuesta de lucha en el niño.
Negligencia: La madre no presta atención a los sentimientos o necesidades del niño (no lo coge bien para amamantarlo, etc.) y el niño no siente seguridad. Primeramente, lo vuelve melancólico, y con el tiempo se vuelve desesperado, deprimido. En la mayoría de los casos se da porque la madre es inmadura (ya sea por edad o por inmadurez psicológica –internamente no ha crecido, no tiene madre).
Cuando la luz (la consciencia) es puesta sobre este arquetipo, el abuso o negligencia se desvela con significado. La circunstancia del abuso no es un sinsentido. Se desata el tremendo poder, la tremenda intuición. Los mejores sanadores son niños sin madre. Y los artistas, los músicos, todo aquél que vive con la mano puesta en el corazón, a la escucha del corazón.
Llegando a la adolescencia, el abuso tiene mucho que ver con la identidad. Saber quién es uno. Y quién será la semana que viene. El dolor de estar solo. Sentirse como un árbol con las raíces fuera, buscando una tierra donde plantarse. El abusado suele tener problemas de identidad, de estabilidad en el tiempo de su identidad.
La frialdad: no tener amigos, no hablar con los vecinos. E incluso, aunque se tenga amigos, el abandonado siente frío interno. Frío por estar apartado de uno mismo. Suele tener problemas para querer a los demás y también a sí mismo.
Respuesta ante sonidos. Hay bebés que enseguida lloran y se agitan ante estímulos sonoros mientras que otro no. A los sensitivos, lo peor que les puede pasar es que sean “niños sin madre, abandonados”. Si les rascas, prácticamente empiezan a sangrar. Se les denomina “los sin piel”. Tienen los nervios sin proteger por la piel, expuestos. Su preocupación como adultos es “crecer la piel”, que no es más que el proceso de aprender a que no les llegue hasta el corazón todo lo que les ocurre.
Por eso son tan intuitivos, porque ven, oyen y sienten de manera acentuada.
La mala noticia es que duele. La buena noticia es que si lo notas (sentir el dolor) entonces puede ser curado. Las cicatrices se verán (no queda igual que si no hubiera sido dañado) pero serán motivo de orgullo. Serán un reflejo de tu fortaleza, un mapa de tus tesoros.
La psique del huérfano tiene un hambre terrible, una soledad terrible que le hace o le lleva a recorrer compañías de las peores, hábitos no saludables, todo debido a ese sentimiento de soledad. Se tiene hambre de personas hasta llegar a la obsesión, hambre instintiva. Hambre de consumir personas.
El bebé que puede chupar de la teta de la madre, deja de tener hambre. Pero el que no puede hacerlo, está hambriento continuamente. El huérfano tiene problemas para darse alimento psíquico a sí mismo: reconocimiento, amor, autoestima, respeto. Y trata de conseguirlo fuera.
Otra característica es el amontonar cosas por si luego no hay, por si luego no tengo. Esa sensación de “por si acaso falta”.
Está tan cerca de la muerte psíquica que parece que no la va a superar. Pero ese es el verdadero triunfo del “abandonado”. La tremenda batalla ganada, que no es la de luchar por la supervivencia sino por la creación, por darse y crearse una vida llena, plena y buena, por lograr la prosperidad."

Clarissa Pinkola Estés
Autora de "Mujeres que corren con los lobos"

Tomado de la página de Internet Holístika
http://www.holistika.net 


La bella imagen es la obra "Wear the wrap" de Gioia Albano 
www.albanogioia.com 
¡Muchas gracias!

EL CONSEJO DE LAS 13 ABUELAS (Trailer subtitulado)

Menú Musical.CONSEJO INTERNACIONAL DE LAS 13 ABUELAS de PUEBLOS ORIGINARIOS

HOGUERAS CREATIVAS POR CLARISSA PINKOLA ESTÉS, DE SU AUDIO LIBRO "EL FUEGO CREATIVO"



La creatividad aplicada al arte y a la vida surge de fuerzas misteriosas: llamas que se encienden en la mente y en el corazón.
Hace algunos años, comencé a cartearme con algunos artistas jóvenes que me consultaban sobre la esencia de la vida creativa, ese fuego que arde en el centro de todas las psiques. Sin abrir juicio sobre sus afanes artísticos, me concentré en delinear las premisas más profundas de la vida creativa, tal como yo las entendía a partir de mi experiencia clínica y personal. Puse especial empeño en bosquejar las fuerzas más oscuras y misteriosas de la creatividad, fuerzas de las que muy poco se habla en términos llanos y sinceros… por muy buenas razones, como uno mismo puede descubrir.
He aquí diez premisas acerca de la vida creativa; no son, necesariamente, las únicas, sino las que me han dictado la mente y el corazón.


1 La creatividad no consiste tanto en crear cosas, sino en la habilidad y el tesón para utilizar las pruebas, los intentos y logros que se presentan a lo largo de nuestra vida a fin de convertirse uno mismo en una verdadera obra de arte viviente.

Esta es la primera, la letra alef de todas las premisas, el primer sonido que engendra todos los sonidos, la idea primaria que da luz a todas las ideas. Si esta se olvida, las otras pierden su fuerza vital. Como un árbol en flor, te revelará, con el tiempo, distintas facetas que irás descubriendo. No es estática; se moviliza y cambia continuamente. Si te olvidas de las demás, mantente cerca de este principio, que te servirá para siempre. Es el meollo, la médula, la pepita y la flor. Más allá de todo lo demás que yo pueda decirte, aquí está todo lo que tengo que decirte.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica.

2.



2 El canto original es bueno, pero el origen del canto es maravilloso.


Permíteme comenzar con un relato.
De chica solía regresar a casa por el bosque con mi vieja tía Irena. Cuando escuchaba el canto de un pajarito, mi tía solía decir: ¨Bonito es, aunque su origen no se ve¨. Durante mucho tiempo creí que era una linda manera de expresar la alegría que causaba escuchar algo sin haber visto de dónde provenía exactamente.
Un día, volvíamos con paso cansado, cuando comenzamos a oír un trinar brillante y continuo. Abandonamos el camino y nos internamos en el bosque espeso, esquivando trampas, trepando y bajando. Una planta de gruesas espinas, más alta que mi tía, le desarmó el rodete y una rama de sauce me golpeó en el rostro dejándome dos largas marcas en la mejilla… Pero no bastó para detenernos.
Al rato, las oscuras medias de algodón de la tía Irena estaban todas corridas; los puntos sueltos formaban largas escaleras negras sobre sus piernas. Mi falda estaba llena de las púas azules de los cardos. Como tuvimos que arrastrarnos de panza sobre un enorme tronco caído, estábamos cubiertas de tierra. Pero seguíamos el canto… seguíamos el canto… lo seguíamos… hasta que, al acercarnos a un claro, fuimos testigos de una experiencia de la que jamás pudimos recobrarnos. Tampoco lo intentamos.
Como solían hacerlo los granjeros antes de que pudieran comprarse comederos para pájaros en los negocios, alguien había atado pequeños manojos de trigo, centeno y otros granos tiernos en las ramas del único árbol del claro. Ese roble estaba lleno, de pies a cabeza, de pajaritos de color rojo muy brillante, que comían y cantaban, cantaban y comían. Decenas y decenas de pajaritos rojos, rojos, rojísimos sobre el roble verde, verde, verdísimo.
En contraste, mi tía y yo, desaliñadas y grises de polvo, nos agachamos entre los matorrales y nos tomamos de la mano mientras observábamos lo que mi tía definió como ¨una fiesta para los ojos, otra para los oídos y todo para el alma¨. Permanecimos allí un largo, largo rato.
Cuando las dos tontas felices llegamos a casa, ya estaba oscuro. ¨¿Dónde se habían metido?¨, nos interpelaron.
¨Estuvimos… estuvimos…¨, traté de explicar.
¨Ah, ya veo… ¿mirando pajaritos rojos en un árbol verde?, me imitaron con sorna. ¨Basta de pavadas. No hay más que hablar. A cenar, hacer los deberes, cepillarse el pelo, los dientes y a la cama. ¡Irresponsable!¨
Cuando mi tía se iba, vi su dedo levantado sobre los hombros de los adultos que la despedían sin ceremonias. La escuché decir: ¨Jamás lo olvides, nenita¨.
Ese día y durante esa noche empecé a entender que el origen de la canción constituía muchísimo más que la canción.
Ese día y durante esa noche empecé a entender lo que, más tarde, llamaría ¨fenómenos numinosos¨. Empecé a darme cuenta de que no podían ser transmitidos por completo a alguien que jamás los había experimentado de modo directo hasta ese momento.
Fue también ese día, y durante esa noche de mi niñez, que tuve que soportar dolorosos tirones de pelo al tratar de liberarlo del montón de espinas que habían quedado enganchadas en él. Esa noche soplé sobre mis heridas, tan bien ganadas, para calmar el ardor del ungüento anaranjado. Esa noche lavé de mi blusa las manchas verdes de la maleza, y me senté junto a la ventana blanca, bajo la luz de las estrellas, a zurcir mi falda para el día siguiente.
Tener que pagar esas pequeñas deudas con tanto esfuerzo me ayudó a entender que, seguramente, siempre tendría un precio desviarse del camino acostumbrado, salir a buscar el origen de las cosas, y que ese precio aumentaría en proporción a la distancia recorrida.
Ese día y durante esa noche empecé a entender que experimentar en forma directa y vívida la vida creativa puede cambiar profundamente a una persona, convertirla en una esclava danzante, alegre y voluntaria de la suprema belleza transformadora.
Ese día y durante esa noche empecé a concebir un pensamiento que, más tarde, maduraría en la idea de que el arte es lo que hacemos para impulsar a los otros a recordar la fuente original, a tomar conciencia de su deseo de encontrarla. El arte es lo que hacemos para plasmar lo numinoso –la emoción de la experiencia directa, el despertar de la conciencia– en algo visible, táctil, conocible para los demás.
Desde ese día supe que, aunque me prohibiesen salirme del camino acostumbrado, aunque me amenazasen con los castigos más severos, desafiaría a las autoridades más estrictas, con plena conciencia, esperanzada y feliz, y me lanzaría a ¨buscar el origen del canto¨.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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3.



3 La vida creativa es esencial.


A menudo te preguntas cómo explicar a las personas tu devoción, testaruda si se quiere, por la creatividad, la producción y la vida artística. Sientes una vocación esencial hacia la vida creativa, hacia los grandes objetivos. Es difícil explicar esa clase de llamado. Algunos te dirán: ¨No digas nada, deja que los tontos se imaginen lo que quieran¨. Por mi parte, considero que hay algo más útil para decir, algo que puede sembrar una semillita en el intrigado, una semilla que quizá florezca con el tiempo.
Se trata de una frase breve, tierna y sin vueltas que aprendí cuando tenía siete años. Les rogué a mis padres que me dejaran ir sola a ver Las zapatillas rojas. Era, por lo menos, la décima vez que daban esa película, filmada en 1947, sobre una bailarina. En esa época todavía se podía dejar a un chico solo en el cine toda la tarde, aunque sólo hubiera una madre o un padre presente. ¨Chsss… Ahora cállate y escucha el noticiero. Siéntate. Quita los pies del asiento. ¿Dónde vives? ¿En un potrero? ¿Voy a tener que levantarme? ¡No me hagas levantar, eh!¨ Y todo eso.
Me había sentado en mitad de la sala, en una butaca áspera, rellena de crines de caballo. Las cabezas de los actores eran grandes como montañas y unas rayas negras aparecían y desaparecían en la pantalla. Tardé años en saber que no estaba lloviendo (incluso en los interiores) en todas las películas que había visto, sino que eran hilachas las que formaban esas rayas sobre el celuloide.
De pronto, apareció una mujer hermosa. Tenía los ojos grandes y se apoyaba en las mesas y las paredes como si fuera muy débil o algo así. (Nunca había visto a una mujer coquetear con su cuerpo.) Había un hombre que tenía el pelo tan brillante que parecía de charol. El hombre bajó la mirada. Su tono de voz me resultó muy poco familiar. (Jamás había escuchado la palabra ¨cínico¨. Tampoco conocía la palabra ¨sarcástico¨.)
Finalmente, la mujer hermosa resultó no ser para nada débil. Era una bailarina muy fuerte, que actuaba de ese modo cuando no estaba bailando en el escenario. La cuestión era que estaba dedicada íntegramente a su arte. La gente la había presionado para que dejara esa pavada de la danza, se casara y tuviera chicos. Pero ella se había negado.
El hombre del pelo de charol le preguntó con frialdad: ¨¿Por qué quieres bailar?¨ Ella lo miró, un poco desesperanzada, y le preguntó a su vez: ¨¿Por qué quieres vivir?¨
El hombre se sintió molesto por la pregunta, pero no quiso demostrarlo. ¨No sé exactamente por qué¨, contestó, ¨pero debo hacerlo.¨
Entonces la bailarina dijo con suavidad: ¨Esa es también mi respuesta¨.


Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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4.



4 Todas las personas nacen con el don.


Te preguntas si todas las personas cuentan con el don de la creatividad o si sólo algunas lo poseen. Creo que todos los jóvenes artistas se hacen esa pregunta. Pueden quedarse tranquilos. En realidad, no es que ¨algunos son llamados y pocos escogidos¨, sino que ¨todos son llamados, algunos escuchan y muy pocos responden con perseverancia¨.
Algunos no quieren escuchar; algunos creen que lo que oyeron carece de importancia; algunos creen que lo que oyeron es algo grandioso, irrumpen en la maleza sin saber qué es lo que están buscando y quedan enmarañados en alguna u otra cosa. Algunos han tocado de cerca la fuerza creativa pero los aterroriza; otros la han tocado pero se consideran indignos de ella. Algunos, al encontrarla, se enamoran tanto que no pueden hacer nada con ella; otros, entran en un éxtasis estúpido. Algunos la meten en el congelador; otros la hacen bullir hasta que se evapora. Algunos la pasan por el tamiz racional, le cortan las alas hasta que muere.
A lo largo de muchos años de práctica clínica, he podido analizar la infraestructura de la vida creativa de muchas personas. No tengo ninguna duda de que ni la clase social, la etnia, las preferencias sexuales, el género, las creencias religiosas, ni ningún otro factor –ni siquiera el nivel de inteligencia– tiene nada que ver con el hecho de que las personas sean creativas o no. La creatividad es innata, todos nacemos con ella. Desde el día de nuestro nacimiento es un fait acompli, un don irreversible. Si hay algo que falta, no es la fuerza creativa, sino el interés por ella y el conocimiento de sus exigencias.
De todas las personas dotadas, aquellas que mantengan firme la promesa de responder con perseverancia y en profundidad, que trabajen con el alma y la mente, las que a pesar de quedar con las manos vacías de vez en cuando ansíen zambullirse una y otra vez en ese territorio psíquico, tendrán mayores posibilidades de llegar a conocerlo.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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5.



5 Un deseo insatisfecho y profundo debe ser entendido como un llamado de la vida creativa.


Casi medio siglo de vida dedicada a la poesía y el relato me ha ayudado a disipar un poco la neblina que oculta la vida creativa y a aclarar mi entendimiento sobre las ricas cualidades innatas del talento humano. Tras haber realizado análisis estructurales de la creatividad en los primeros años de mi carrera y de haber escrito una tesis sobre la psicología del individuo creador, he descubierto esta simple verdad: el llamado de la psique para desarrollar los dones innatos propios debe ser respondido o, de lo contrario, atenerse a las consecuencias.
Aquellos que son, podría decirse, ¨muy llamados¨, es decir, empujados sin remedio –no sólo invitados– por una especie de destino, a ingresar en el reino creativo deberán pagar costos mundanos y psíquicos considerables por responder a la convocatoria, pero los costos serán aún mayores si no lo hacen. No responder implica la pérdida gradual del sentimiento, de la imaginación vibrante, de la capacidad de concebir o hacer algo que ayer no existía y, finalmente, de la facultad de imaginar las acciones necesarias para desarrollar una vida más fructífera y un mundo más justo.
No tienes salida. Si te comprometes con la vida creativa, debes someter tus huesos al fuego continuo. No puede aprenderse en los libros, sino mediante la confrontación cara a cara, el reconocimiento del linaje compartido con la fuerza creativa. Sólo por medio de esa transmisión podemos comprender la seriedad del compromiso.
Al tomar contacto con la vida creativa real, uno suele dudar si está inmerso en una relación amorosa con uno mismo o en una lucha a muerte. Por el bien del progreso de tu trabajo creativo, te imparto esta bendición: ¨Que te conviertas en un experto, tanto en el arte de la guerra como en el arte del amor¨.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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6.



6 La vida creativa no es optativa.


Eres un eterno emigrante. Al comprometerte con la vida creativa, dejas una tierra para ingresar en otra; dejas la tierra de tu nacimiento ordinario para ingresar en la de tu nacimiento extraordinario. Empacas tu lápiz, tus pinceles y colores o, quizás, tus zapatillas de baile gastadas, y allá vas, de día o de noche, hacia donde te convoque.
Si te resistes al llamado, sufres una ansiedad constante y profunda. No puedes vivir así. Es como la agonía que sufre un perro atado que escucha el llamado de su amo.
Si, cuando te convoque, puedes optar –casi siempre podemos hacerlo– ve con ella. Mantenerse cerca de las fuerzas creativas de la psique interior es una práctica exigente. No voy a engañarte. Requiere una fortaleza muy grande, una fortaleza que se construye con el tiempo, mediante esfuerzos siempre renovados por permanecer cerca de la meta.
Como somos personitas insignificantes, comparadas con la gran fuerza arquetípica llamada creatividad, es común, incluso entre las personas con mayor vocación, contemplar la idea de abandonar –nunca para siempre– la vida creativa. Sea que esto te pase porque estás cansado, enojado, o por cualquier otra razón, de todos modos debes ponerte a trabajar de nuevo. Aunque sufras fracasos, depresiones, te falte mérito –o creas que te falta–, te falte habilidad o creas que te falta, debes sobreponerte y volver al trabajo. Aquellos que se detienen y se quedan estancados terminan sufriendo un problema psíquico tan grave que equivale a vivir con poco agua. Sí, sin duda, se puede vivir sin demasiada hidratación por un largo, largo tiempo. Uno se vuelve más gris, más frágil y limitado y menos consciente. Pero eso no es vivir, es una manera de expirar.
En realidad, la persona que recibe un llamado muy fuerte para realizar esta clase de trabajo no tiene opción. Puede postergarlo, retrasarlo, comenzarlo a medias (como el nadador asustado que no se anima a zambullirse en el río correntoso), pero, en el fondo, es menos una elección que un imperativo psicológico. Cuando digo ¨psicológico¨ me refiero al verdadero sentido de la palabra: es un imperativo que, pase lo que pase –abundancia o vacío, productividad o inactividad, exigencia o amor–, está estrechamente relacionado con el alma.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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7.



7 La vida creativa se desarrolla en ciclos de luz y oscuridad.


Cuando estás tratando de crear, sueles sentirte esperanzado, te distraes, sufres. Lanzar al mundo la creación terminada lleva tiempo, a menudo mucho más del que jamás imaginaste. No debes desviarte de la meta. En cada proceso creativo surgen hiatos naturales. Son cortos y pasan.
Sin embargo, especialmente si aún eres un pichón, también puede sobrevenir un tiempo en que las fuerzas ocultas de la psique te arrebaten el proceso creativo. Tu objetivo desaparece y, no importa lo que hagas, no puedes encontrarlo o volver a erigirlo. Mantente firme. En todo proceso creativo existe un ciclo de oscuridad.
En la mitología griega hay un relato poshelénico sobre esta clase de pérdida y recuperación. Deméter, la Madre Tierra, es una mujer bella y generosa. Los contornos de su cuerpo son redondeados, sus pechos nunca dejan de tener leche y siempre es fértil. Tiene miles de ideas sobre la vida. Permanentemente embarazada, da a luz a hermosos niños, así como a otras formas de vida maravillosas.
El mundo se halla en un estado ideal gracias a la fertilidad y la capacidad de procrear hijos de Deméter. Tiene una hija llamada Perséfone, una doncella muy jovencita, casi una adolescente. Perséfone es la luz de los ojos de su madre.
Perséfone juega. Esa es su tarea en el mundo. Su juego, al igual que el significado de su nombre –ser perceptiva– tiene por objeto recibir, mediante los sentidos y la mente, impresiones del mundo que la rodea. La percepción es su vida entera y, sin duda, una parte fundamental de la creatividad.
Esta historia, como en la vida real, el idilio –de la creación perfecta y armoniosa, de la dulce inocencia del juego, de la creatividad como algo mágico que aparece cuando uno lo desea– pronto se romperá y nunca más volverá a ser lo que fue. Quizás creas que es una tragedia. En realidad, no lo es. Se trata de algo necesario, que conlleva dolor y generosidad. Conforme continúa la historia, descubrirás que la maduración psíquica es el trabajo más genuino que la psique objetiva nos pide a todos que llevemos a cabo.
Las imágenes e instintos que se encuentran en el inconsciente ¨apartado del camino¨ tienen una capacidad increíble para purificar y/o incrementar la cosmovisión propia. Si abandonas el camino, sufrirás cambios. Si aún no los sufriste, no te has aventurado más allá del borde del camino. Sigue avanzando.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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8 La primera tarea no consiste en crear, sino en dejarse llevar.


Al principio, mientras uno conserva la inocencia respecto de las verdades de la vida creativa, puede creer que, al dedicarse a ella, la existencia será color de rosa. Sin embargo, todo artista que tenga su fervor brillante e intacto sufre una ruptura. Suele ser un quiebre difícil y paradójico, pues le muestra la realidad desnuda de la vida creativa y, al mismo tiempo, le otorga una fortaleza muy grande, cuyos beneficios descubrirá más tarde.
En el mito griego, dicha ruptura se expresa en las siguientes imágenes y metáforas. Perséfone está jugando en el prado de flores cuando, de repente, el sol se oscurece y la tierra comienza a vibrar. Se abre una grieta en zigzag y del mundo de los muertos (es decir, de las entrañas de la tierra) surge el gran Dios de la oscuridad, Hades.
Perséfone, con sus sandalias desatadas y las cintas al viento, es tomada por la cintura y raptada. Con ella en su carro negro, tirado por cuatro corceles negros que lanzan fuego por los ollares, Hades se hunde cada vez más en las profundidades. La tierra se cierra sobre ellos sin dejar una sola huella, como si nada hubiera pasado.
Para aquellos que se abran camino hasta el hogar de la psique en el inconsciente, esta constituye la primera entrega, la rasgadura del ego que permite la revelación del deseo más profundo del alma. ¿Acaso piensas que sólo debes crear cosas lindas, buenas y dulces? ¿Lechuzas sin garras, leones sin colmillos, mujeres y hombres sin aspectos oscuros? ¿Eliminar la ferocidad? ¿Crear estabilidad sin cavar pilares profundos? Si es así, un dios oscuro acechará para raptarte.
Si dejas que la fuerza creativa te lleve a las tierras desconocidas, descubrirás que el verdadero estado de creación es un estado místico que te transporta adonde él quiere y, lo que es mejor, engendra en ti pensamientos que no sueles tener.
Los novelistas, por ejemplo, generalmente lo explican así: ¨Algo se apodera de mí, algo que soy yo y que no soy yo¨. ¨Ser llevado¨ a algún sitio valioso es el deseo de todo artista sensible y también lo que más teme. ¨Ser llevado¨ es el premio que recibes por haber tenido la valentía de salirte del camino e introducirte en la oscuridad del bosque.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica.

9.



9 En la vida creativa, rica, siempre llega un momento en que todo parece inmutable o perdido. Esto es necesario.


Quizá sería mejor llamar a la fuerza creativa de la psique una ¨apertura¨ o ¨meridiano¨ de la psique, pues por ella se vierten materiales centrales y periféricos que ¨no somos nosotros¨ y, sin embargo, se convierten en parte nuestra. A estos materiales sólo accedemos mediante un trabajo arduo y, por eso mismo, nos hacen ser más de lo que éramos.
Cuando nuestra vida creativa se debilita y nos sentimos perdidos y como muertos, ese territorio parece estar enterrado, pero no lo está. Perdura, al igual que las estrellas durante el día, que permanecen en su lugar aunque no podamos sentirlas o verlas por un tiempo. No poder verla, no sentirse cerca de la vida creativa propia, aunque sepamos que sigue existiendo en algún lugar recóndito de nuestra psique, nos provoca temor y tristeza.
En el mito ocurre algo similar. La oscuridad se adueña de la tierra. Deméter, la Gran Madre, llama a su hija pero no recibe respuesta alguna. Siente terror al darse cuenta de que Perséfone se ha desvanecido. Se suelta la larga cabellera y, usándola como alas oscuras, sobrevuela toda la tierra buscando a su hija, sin hallarla por ninguna parte. Al igual que las personas que dejan de sentirse vivas tras haber recibido una emoción muy violenta, tiene una reacción dramática: se vuelve infecunda. La vida deja de importarle.
La gente creativa designa ese sentimiento con una expresión más coloquial: ¨estar bloqueado¨. Como las personas ¨bloqueadas¨, Deméter tiene emoción pero no energía, tiene poder pero ya no sabe cómo usarlo. Tiene pasión pero no le interesa la vida.
Como resultado de su gran pérdida, descuida dar alimento a la vida. Todos los cultivos mueren: el maíz, el trigo, los campos mueren; mueren las flores y los árboles. El mundo se convierte en un paraje yermo y devastado que refleja la esterilidad de Deméter. Al perder a Perséfone, ha perdido la fuerza creativa.
Todos los que se dedican a la vida creativa sufren la pérdida de la creatividad utópica. La primera pérdida de la inocencia acerca de la realidad de los ciclos creativos, suele ser la más dolorosa. Sólo salimos adelante si nos damos cuenta, cuando llega esa primera vez, de que la pérdida y el dolor son partes del ciclo creador, y siempre será así. Habrá un tiempo de generosidad, otro de oscuridad; un tiempo de plenitud, otro de carestía. Y así una y otra vez.
Esto no debería desesperarte. Por el contrario, debería darte esperanza. Desnudo de tus fantasías, sumergido en las frías aguas de la realidad psíquica, avanzas en un proceso increíble, al que Jung denominó ¨el viaje del héroe¨. Si heroísmo es no dejarse detener por una pérdida, avanzar de noche por un territorio desconocido, si te sientes aterrorizado pero igual prosigues, entonces, no importan los resultados, estás en camino. Sigue adelante. Eso es, precisamente, lo que los héroes hacen una y otra vez, siguen adelante.
No importa cuál sea tu arte –la música, el diseño, el teatro, la pintura, la escultura, la escritura, la repostería, cómo dispondrás esa silla en el living de tu casa o dónde plantarás esos bulbos en primavera–, tu arte está relacionado con la fuerza creativa. Te sientes seguro, y todo va bien hasta que, de pronto, el juego se termina. En un abrir y cerrar de ojos, la tierra se abre y, no importa cuánto hayas cuidado de lo que tenías, desaparece. Nos sentimos confundidos y murmuramos: ¨Bueno, no sé qué pasó. Se evaporó¨. ¨Eso¨ que era nuestra idea o inspiración, nuestro talento o nuestra vitalidad, nuestra agudeza, energía o ingenio, desapareció.
Surgió algo de las profundidades del inconsciente y se apoderó del espíritu del juego, ese duende deambulante que tanto contribuye a la animación verdadera de nuestra vida.
La vida creativa esperará a que te sobrepongas.
Deméter deambula por toda la tierra buscando a su hija. A menudo, tú también caminarás sin rumbo durante mucho tiempo. Si has sido muy creativo, si estabas completamente compenetrado en un proyecto y de golpe caes en un punto muerto, es difícil entender qué sucedió, adónde se fue tu pasta creativa. Es posible, entonces, que te enfrentes con el ¨dilema de Deméter¨. Una parte tuya ha caído, surgió algo del inconsciente que te ha robado un aspecto esencial.
No sabes dónde está, no sabes cómo pasó, no puedes siquiera pensar; y, especialmente aún no has experimentado lo bastante para conocer los ciclos de la vida creativa: atesoramientos y desprendimientos, pérdidas y encuentros, creaciones y hurtos, trabajos en la luz y hundimientos en la oscuridad repentina. Comienzas una búsqueda sin rumbo fijo. Pero no debe ser como el deambular de Perséfone para ver qué puedes encontrar. Dar vueltas así no te llevará a ninguna parte, no tiene sentido esperar que mágicamente se acomoden los pensamientos, y que las esperanzas, la sensibilidad y la percepción regresen.
Entre la gente que crea para vivir y/o porque debe hacerlo son muy comunes ciertas prácticas. Los escritores, por ejemplo, sacan punta a su lápiz cuarenta y cinco veces antes de sentarse a escribir una sola palabra. Ni bien se sientan, vuelven a levantarse para salir a comprar un cuaderno nuevo, de color rojo, para levantarles el ánimo. Se sientan en el parque, limpian la oficina, charlan con un amigo. Todos tenemos la vana esperanza de que estas distracciones den resultado. No es así, pues lo que se ha extraviado, se perdió dentro del inconsciente. Sólo podrá recobrarse si se lo busca en el interior y no afuera. ¿Me comprendes? Lo que estás buscando, también te está buscando a ti.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson, 
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42
Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica.

10.



10 La vida creativa y su oscuridad requieren paciencia y buen humor.


Descubrimos que tenemos que hacer lo mismo que hace Deméter. Empezar a buscar por la tierra, por el territorio interior. Ir más allá de las fronteras, de las aguas divisorias. Buscar esa parte de nosotros que es capaz de intentar de nuevo y de producir el misterioso proceso de convertir en materia lo que de él proviene.
El mito continúa así: Una diosa llamada Baubo, la diosa de la obscenidad (de la obscenidad femenina en particular), llega hasta Deméter que está sentada en una piedra con el pelo cubriéndole el rostro. Tiene la ropa sucia y harapienta, los pies ampollados y lastimaduras y moretones en todo el cuerpo, por haber buscado a Perséfone encima y debajo de todas las cosas sin poder hallarla. Baubo se pone a bailar una danza lujuriosa. De a poco, Deméter levanta la cabeza y comienza a observarla. Baubo empieza a contar chistes obscenos. Paradójicamente, Deméter, pese a su enorme pena, se pone a reír. La risa bendita de ambas rodea las montañas y llega hasta las profundidades marinas. Se dice que Perséfone, bajo la tierra, pudo percibirla apenas y, por un instante, su dolor se desvaneció y sintió un destello de esperanza.
Mientras Deméter reía, una parte de vida volvió a ella. La risa vuelve difusa la emoción. Puede quebrar una emoción negativa o dañina. La risa no es premeditada, ocurre en momentos insólitos, generalmente en instantes mágicos de gran alegría o de tristeza profunda, que son, en cierto modo, aunque sólo sea un poquito, transformadores. Reírnos es lo mejor que podemos hacer para romper el bloqueo del ritmo creativo o para recobrar las esperanzas de que no todo está perdido.
El estudio de los sueños y de las imágenes espontáneas que surgen del inconsciente demuestran que el alma y el espíritu, las fuerzas que dan vida a la psique, cuentan con un lenguaje simbólico completo, una especie de música perenne, una voz divina. La erupción espontánea de la risa alegre tiene poco que ver con el ego. No tiene nada que ver con los proyectos que uno tiene en mente, ni con los aspectos cognitivos, ni con ninguna otra cosa parecida. Tiene que ver con la emoción pura del alma. La risa libera y luego vuelve a acumular energía nueva para el individuo.
La aparición de Baubo en el equilibrio creativo es esencial. Gracias a la risa, Deméter logró aclarar sus pensamientos. Aún no encontró a su hija, pero empezó a pensar que quizá hubiera algo más que podía hacer y que aún no había hecho. No sabía con exactitud qué, pero reflexionó: ¨Mmm… A lo mejor deba seguir intentando, hacer algo diferente¨.
La historia de Deméter y Perséfone continúa, pero prefiero interrumpirla aquí para preguntarte a ti: ¨¿Y después qué?¨ Tal es la única pregunta que te hará la vida creativa. Seguro que te la has planteado. Y, ¿qué respondes? Vamos, tú conoces la respuesta. Dila ya. Muéstrame las cenizas del fuego creativo que arde en ti.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson, 
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity ( El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42
Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica.

“CUANDO DIOS ERA MUJER¨ por Mirka Knaster - Primera Parte



Por un momento, cierre los ojos e imagine una cultura donde no hay ejércitos ni fortificaciones. En lugar de eso la gente labra la tierra y crea soberbias esculturas y piezas de alfarería pintadas. Las mujeres son líderes religiosas y cabezas de familia. Los hombres edifican los magníficos templos y tumbas-santuarios de las aldeas, además de construir barcos y casas confortables. También cazan y fabrican herramientas. Ninguno de los sexos domina al otro; viven más en armonía y cooperación que en mutua competencia. La espiritualidad no se limita a un solo día de la semana. Toda vida es sacralizada y celebrada. Y en el corazón de esta sociedad amante de la paz, igualitaria y centrada en la tierra, no existe una figura de abuelo que reparte justicia desde un trono en el cielo, sino la Gran Diosa: Dadora de vida, otorgadora de muerte y regeneradora.
¿Otra novela utópica? ¿Una fantasía feminista? Nada de eso, según Marija Gimbutas, profesora de arqueología en la UCLA (Universidad de California en Los Angeles) y ex curadora de arqueología del Mundo Antiguo en el Museo de Historia Cultural de la misma universidad. La escena que acabamos de visualizar es “nuestra auténtica herencia europea”, afirma Gimbutas. Europa no es sólo una historia de agresión y violencia llena de catástrofes y de figuras tipo Hitler o Stalin. Una cultura como la que hemos descrito floreció en tiempos neolíticos en la Europa sudoriental (7.000-3.000 a.C.) y occidental (4.500-2.500 a.C.). Pero a fines del quinto milenio, indoeuropeos o ¨kurganos¨ (del ruso que significa túmulo, ya que enterraban a sus muertos en túmulos redondos) iniciaron repetidas incursiones a caballo, armados de dagas, desde las estepas rusas. En dos mil años destruyeron la sociedad matrilineal de la vieja Europa -no matriarcal, corrige Gimbutas-, en que la descendencia se establecía a través de la línea femenina, y la reemplazaron por el patriarcado. La Diosa nutricia fue sustituida por panteones de dioses masculinos, y sus diversas manifestaciones pasaron a ser sus esposas, consortes e hijas.

Extraído de la Revista Uno Mismo Nº 119, mayo 1993, página 56

“CUANDO DIOS ERA MUJER¨ por Mirka Knaster - Segunda Parte: El metalenguaje de las figurinas



El metalenguaje de las figurinas

Marija Gimbutas ofrece evidencia de esta tesis singular en El lenguaje de la Diosa(1989), una obra reciente dentro de una producción académica que incluye más de veinte libros y doscientos artículos.
Allí categoriza cuidadosamente una multitud de hallazgos arqueológicos, establece vínculos entre ellos y las deidades, interpreta sus significados y demuestra cómo han perdurado hasta el siglo XX. Algunos símbolos son la tri-línea, la red, el triángulo y la serpiente, todos los que se asocian, según Gimbutas, con la creación de la vida y la regeneración. Los zigzags y las M grabadas o pintadas dentro de formas de útero o de vulva, sugieren la humedad femenina y el fluido amniótico.
Rana o sapo, tortuga, erizo y pez, símbolos a la vez funerarios y de vida, se relacionan también con el útero. Entre egipcios, griegos y romanos el sapo era considerado ¨una epifanía de la Diosa¨ o de su útero; de allí la creencia en ¨el útero ambulante¨ que describen tanto Hipócrates como Platón. Aún hoy, dice Gimbutas, los campesinos europeos consideran al sapo presagio de embarazo.
De esta manera, Gimbutas ha podido reconstruir la arcadia prehistórica precursora de la religión y de la mitología occidentales. Fue como trabajar en un gigantesco rompecabezas, al que además le faltaban dos tercios de las piezas. Aunque había visto en libros y museos, diminutas y voluptuosas figuras femeninas, no emprendió una investigación seria antes de dirigir excavaciones neolíticas en la Europa sudoriental.
“Cuando vi un material tan rico decidí estudiarlo”, dice. “Era muy atrayente: bellas cerámicas, pinturas. Era como volver al paraíso tras lo que sucedió más tarde.”
Gimbutas intuyó que las llamadas ¨Venus¨, con sus pechos, vientres y nalgas excesivas, significaban otra cosa. La diosa Venus era famosa por su belleza y por ser la amada de los dioses masculinos. Las figurinas que encontró Gimbutas no eran hermosas en el sentido convencional, debido a sus piernas cónicas, su falta de rasgos faciales y sus partes femeninas de tamaño exagerado. Le llevó casi dos décadas darse cuenta de lo que transmitían.
Mientras ciertos investigadores habían atribuido anteriormente su ¨peculiar ideal de belleza¨ a un ¨gusto propio de bárbaros¨, Gimbutas empezó a ver que las enormes nalgas y pechos pendulares-globulares eran una metáfora del símbolo del doble huevo o vientre preñado: la idea de una gran fecundidad.
Sólo después de recorrer a fondo los museos de Europa y conducir nuevas excavaciones en Grecia, Italia y Yugoslavia, clasificando y reclasificando millares de piezas, entendió finalmente “la gramática y la sintaxis de una especie de metalenguaje”. Para Gimbutas, los símbolos eran algo más que meros patrones geométricos. Eran parte de ¨un alfabeto de lo metafísico¨, que revela la visión básica del mundo de la cultura de la vieja Europa.
En su prefacio para El lenguaje de la Diosa, Joseph Campbell compara esta investigación pionera con la de Jean-François Champollion, que al decodificar la Piedra Rosetta a principios del siglo XIX, fue capaz de establecer un glosario de jeroglíficos que sirvieron como claves para el pensamiento religioso egipcio del 3.200 al 30 a.C.
Gimbutas presentó por primera vez sus nuevas ideas en Dioses y diosas de la vieja Europa: 7000-3500 a.C. (1974). Sus colegas se resistieron a sus conclusiones o las ignoraron llanamente. Su editor inglés no quiso aceptar su título, que era Diosa y dioses de la vieja Europa, pese al hecho de que las diosas constituyen más del 95 por ciento de las figurinas. Fue sólo en 1982, cuando el libro volvió a publicarse en rústica, que el orden de las palabras fue restaurado.
“Ni siquiera pensé que sería criticada”, dijo Gimbutas con ese acento que evoca a su Lituania nativa. “Me sorprende que la gente no esté dispuesta a aceptar la verdad. Hay demasiada evidencia de la existencia de la Diosa y de una cultura matrística anterior a los indoeuropeos. Realmente duele oír lo que dicen algunos que solían ser mis amigos; duele porque me doy cuenta de que no quieren saber.”


Extraído de la Revista Uno Mismo Nº 119, mayo 1993, páginas 56-57