SANANDO JUNTAS


Es hora de que las mujeres superemos todas las vallas creadas por el patriarcado para separarnos, sanando juntas y disolviendo viejos patrones de conducta que nos conducen a enfrentamientos y falsas rivalidades entre nosotras.

¡Hay mucho para sanar, y es juntas –siendo espejos unas de otras– como lo lograremos!

©Germana Martin

La bella imagen es de Alexander Sulimov.

SANAR LO FEMENINO


Para sanar lo femenino a nivel planetario debemos comenzar por sanar nuestra propia herida.

Cada mujer lleva una herida profunda que arrastra –por ser parte del inconsciente colectivo– desde sus antepasadas más lejanas.
Hemos sido obligadas a ocultar, reprimir y –en el peor de los casos– olvidar nuestros dones más preciados: la intuición, la sanación natural, el respeto por nuestro cuerpo y sus ciclos, nuestra conexión con la naturaleza y con el cosmos, los vínculos con nuestros espacios sagrados, nuestros ritos de pasaje y nuestras diosas arquetípicas.
Felizmente, todo ello aún duerme en nuestra psique y espera ser despertado.

©Germana Martin

La bella imagen es de Valeri Tsenov.

FEMENINO Y MASCULINO


Está en cada una de nosotras sanar la herida de lo femenino, reconociendo que no es lo masculino aquello que nos ha lacerado sino su deformación en un machismo violento y discriminador.
Trabajando junto a nuestros compañeros de vida y nuestros hijos podremos generar los cambios necesarios que nos conduzcan a vivir en un mundo donde lo femenino y lo masculino se encuentren integrados –tanto en lo individual (dentro de cada uno de nosotros) como en lo social (dentro de la pareja, la familia, la comunidad)."

©Germana Martin

La bella imagen es de Sthephanie Clair.

MI AUTOESTIMA




La autoestima es inicialmente saber quién soy para entonces poder quererme, disfrutarme y tener una vida plena.
No puedo desarrollar un verdadero sentimiento de amor hacia mí misma si no sé realmente quién soy, cuáles son todas las maravillas y los dones que tengo guardados en mi cuerpo, en mi psique, en mi alma.
Tampoco puedo amarme si no identifico en mí todo aquello que no me agrada o creo que no agrada a los otros. Para que mi autoestima sea real debo integrar mis lados positivos y aquellos que no me gustan tanto. Es necesario integrar lo que está por debajo de mi conciencia –lo que Carl G. Jung llama el arquetipo de la Sombra– y, que por uno u otro motivo, he reprimido o me han llevado a reprimir.


Trabajar la autoestima es aprender a reconocer, aceptar y dirigir cada uno de los aspectos que encuentro en mi persona, tanto los que son valorados –por mí y por los otros– como aquellos que no lo son tanto. Poder aceptar mi rabia, mi tristeza, mi desgano, mis celos y transmutar la energía de esas emociones en algo creativo y sanador.
La autoestima sólo puede crecer desde la creatividad, desde la gestación de nuestros propios sueños, desde el inmenso logro de verlos convertidos en realidad.


Mi autoestima se manifestará plenamente cuando pueda amarme como soy, sin esconderme de mí o de la mirada del otro, sin escabullirme de mí misma, mirándome al espejo y aceptando todo lo que allí veo, porque todo es parte de mí y todo tiene su razón de ser.

©Germana Martin

La bella imagen es de la artista Avdalieva Akzhan, de Kazajistán.

COLLAGE DE UN ALMA DE MUJER: RECORTO Y PEGO, por Germana Martin



Me observo como miro el mar, una pintura, una colina.
Me observo desde una mirada diferente.
Tengo que despegarme de las palabras y fundirme en un lenguaje único, donde se abran multiplicidad de señales, huellas, puentes.
Debo soñar mi sueño de alas.
Un sueño de transformación.
Debo salir de la crisálida, para desplegarme en un vuelo diferente.

¿Cuál es la música que necesito para escucharme?
¿Qué voz necesito oír para salir de mi letargo?

Un susurro lejano revela que es mi propia canción, la que hoy quiero escuchar. Pero algo de mí, aún duerme en el inconsciente del bosque más primitivo, más salvaje, más profundo. Busco las palabras, los colores, las texturas para comenzar, día a día, a volverme más consciente.

Miro unas alas rojizas, rosadas, pigmentadas de azules y dorados.
Me aletean delante de las pestañas como obligándome a ver, a prestarles atención. Están allí.
Mientras duermo en mi capullo y me preparo.
Latente.
Germinando.

Deberé reencontrarme con todos aquellos fragmentos olvidados, desconocidos, ignorados.
Deberé despertar para poder recuperarlos. La loba de mi mundo salvaje, me aguarda para llevarme a los escondrijos del instinto, de la libertad, de la intuición femenina y sagrada.
Ella sabe dónde están los retazos que he perdido, aquellos que aún no conozco y deberé desenterrar para crear mi futuro lienzo, el que lleva mi nombre verdadero.

Collage del alma.
Recortar y pegar.
Soltar lo que no sirve.
Descubrir lo verdadero.
Conservar lo necesario.
Unir.
Integrar.

Cada trocito que aparece, perdido o rechazado por aquellas miradas negativas que me censuraron o ignoraron y aún siguen haciéndolo, es el que hoy debo recortar y pegar de una manera diferente.
Alguno se habrá vuelto transparente, hasta ser casi imperceptible o invisible para mí.
Otro habrá que tornarlo brillante, ineludible.

Todos deberán ser integrados en el collage de mi alma de mujer que está naciendo.

Hasta lo que parece más oscuro tendrá su lugar en este inmenso lienzo: los temores, los tropiezos, las emociones que enturbian, los sentimientos que generan culpa, las ideas que boicotean.
Todos.
Todos serán reconocidos, recortados, mirados de un lado y de otro para luego ser pegados en su nuevo lugar: aquel espacio consciente que mi psique quiera reservarle. Allí, donde puedan existir sin perturbarme.

Y será así que podré utilizar su energía, su fuerza para lo que desee.
Entonces, cuando vuelva a encontrarme con la ira, esa furia granate incontrolable, sin dudar un instante: la recortaré.
Esta vez no será para arrojarla al cesto del inconsciente sino para integrarla al collage de mi consciencia, como bocanada de fuego que me defenderá de los depredadores. Ella protegerá cada uno de mis proyectos, ideas, deseos, vuelos. Estará en el lugar que mi corazón decida otorgarle, con valentía y amor. Cuando regresen aquellos miedos grises, los miraré de frente, de costado, los pondré patas para arriba y los colocaré donde me sean útiles.
Me alertarán de los peligros pero no me paralizarán.
Seré la creadora de mi propio collage.
Con todo lo que soy, lo oscuro y lo luminoso, lo conocido y lo buscado, lo que amo y lo que temo.
Si me escucho, si me miro, si me camino hacia dentro, si me leo la piel, las lágrimas, la risa, podré parir mi mejor obra.
Con fuego y alas, con color y caricias, con risa y marejada.
Coloreada con recortes pegados de mi vida, con trocitos de mí: nuevos y radiantes.
Abrazaré mi alma acuarelada con brillantina de hogueras y tormentas. Transmutada en mujer y mariposa.
Toda yo en la brisa.
Me pariré a mí misma: entera, renacida, reencontrada.

©Germana Martin

MUJER JAGUAR, imágenes y música de Guadalupe Urbina

INANNA, POEMA DE JUANA CASTRO


Como la flor madura del magnolio 
era alta y feliz. En el principio 
sólo Ella existía. Húmeda y dulce, blanca, 
se amaba en la sombría 
saliva de las algas, 
en los senos vallados de las trufas, 
en los pubis suaves de los mirlos. 
Dormía en las avenas 
sobre lechos de estambres 
y sus labios de abeja 
entreabrían las vulvas 
doradas de los lotos. 
Acariciaba toda 
la luz de las adelfas 
y en los saurios azules 
se bebía la savia 
gloriosa de la luna. 
Se abarcaba en los muslos 
fragantes de los cedros 
y pulsaba sus poros con el polen 
indemne de las larvas. 
¡Gloria y loor a Ella, 
a su útero vivo de pistilos, 
a su orquídea feraz y a su cintura! 
Reverbere su gozo 
en uvas y en estrellas, 
en palomas y espigas, 
porque es hermosa y grande, 
oh la magnolia blanca. Sola! 

Juana Castro 
(De Narcisia, Taifa Poesía, Barcelona 1986) 
La imagen es una representación de Inanna en el Museo Británico




LA LUNA EN TI... UN SECRETO DEMASIADO BIEN GUARDADO...



LA LUNA EN TI

Título original: La luna en ti (Moon Inside You)
Dirección: Diana Fabianova
Guión: Diana Fabiánová, Mona León y Marion Doussot.
Producción: Jerónimo Molero.
Música: Olivier Samouillan y Pierre Bats.
Fotografía: Jerónimo Molero. Montaje: Tatjana Jankovic.
Distribuidora: Karma Films
Productora: Arte, Avenue B Productions, STV, Ubak Producciones
País de producción: Francia, España, Eslovaquia
Año: 2009
Duración: 75 min.

Como tantas mujeres, Diana ha estado padeciendo reglas dolorosas desde hace años. Cada mes se plantea la misma pregunta: “¿Por qué tanto dolor y molestias si estoy sana?”. Lo que al principio fue sólo curiosidad se transforma para ella en un emotivo viaje hacia las raíces más profundas de la feminidad y la vida.
La Luna en Ti es una mirada limpia sobre este tabú, y cuestiona la realidad social de mujeres y hombres de una forma más profunda de lo que la sociedad está dispuesta a admitir. El documental aborda el tema a través de referencias personales y colectivas, desafiando, de esta manera, nuestras ideas preconcebidas sobre lo que es la feminidad.

Los origenes de este documental, por Diana Fabianova.

Cuando tenía seis años, mi abuea murió de cáncer de útero. Debido a una serie de nefastas coincidencias, estaba convencida de que yo tenía la culpa. Un año más tarde, a mi madre le diagnosticaron la misma enfermedad. ¿Cómo es posible que un simple órgano humano se convierta en la causa de tanta tristeza?
Mis primeras reglas comenzaron entonces, y con ellas el dolor y la depresión, que entendí como un justo castigo por mi crimen. Pero entonces, ¿cual era el motivo por el que otras mujeres, millones, sufrieran como yo?. ¿Cual era la causa de su condena?
Conforme pasó el tiempo comprendí que ni la muerte de mi abuela ni la enfermedad de mi madre tenían relación alguna con mis actos. En cualquier caso, me veía irremediablemente atrapada en lo que he acabado denominando “etiqueta menstrual”.
El mensaje de mi madre había sido muy claro: “Ningún hombre debe saber nunca cuándo estás menstruando”. La sombra de sus palabras me llevó a esconder cuidadosamente la evidencia a mi padre y mi hermano, al principio y, más adelante, a cualquier hombre que pasara por mi vida. Por muy mal que me encontrara, fingía que me sentía bien. Evidentemente se trataba de la actitud adecuada: todo el mundo en el colegio, en la universidad, en el trabajo hacía como yo. El tabú iba mucho más allá de mi entorno familiar, estaba en todas partes. La regla era vergonzosa. No se debía hablar en público del período, era “poco oportuno”.¿Fin de la historia?
Algo en mi se negaba a aceptar y sufrir en silencio. ¿Cómo podría este proceso natural ser “poco oportuno” cuando una cuarta parte de las mujeres lo está experimentando en cualquier momento dado?¿Por qué un signo de algo que la sociedad considera como una bendición – la capacidad de la mujer de dar vida – resulta que luego se nombra con expresiones como “the curse” (la maldición) en Gran Bretaña, “the english war debaquement” (el desembarco de guerra británico) en Francia o “to be on the raqs” “estar con la furia” en Estados Unidos. ¿Cómo es posible que ideas tan tontas como la de que “una mujer que está menstruando no puede hacer mayonesa” puedan existir todavía?¿Por qué muchos hombres no pueden hablar sobre la menstruación sin ruborizarse?¿Eran la incómoda sangre y los molestos calambres la única causa de toda esta negatividad y negación? Por supuesto que no.
Poniendo en entredicho esta cultura encubridora en torno al tema, mostrando lo que la mujer vive realmente, escuchando también a los hombres, el objetivo de La Luna en Ti está en deconstruir los fenómenos de la menstruación, hasta hacer aflorar su naturaleza dual: una experiencia íntima y una construcción social.
De todas formas, no os preocupéis... Soy consciente de que el tabú de la menstruación ha tenido más presencia en mi trayectoria personal que en la de otras persona. Espero que la película refleje mi implicación, pero no voy a convertir a la audiencia en mi psiquiatra. La Luna en Ti va a dejar que se oigan muchas voces.
En esta búsqueda de diversidad, el encontrar a Dominika, una alumna de once años de edad de mi antiguo colegio, ha sido un hecho decisivo. Ella nos va a transportar al mundo de esas mujercitas en el que todo empieza, donde se estrena la feminidad y las grandes esperanzas se intercalan con los más profundos temores. Los testimonios de mujeres adultas jugarán un importante papel en el documental. Conseguir que se acepte su punto de vista como real, más allá de “esas cosas de mujeres”, es uno de mis principales frentes de batalla. Hablemos de la menstruación con nuestras propias palabras. Distingamos entre lo que la sociedad dice acerca de ella y lo que nosotras vivimos de verdad.
Por otro lado, y teniendo en cuenta que la menstruación es mucho más que una realidad fisiológica, el conjunto de información sobre el que se construirá el documental provendrá de expertos elegidos en diferentes campos: medicina, sociología, antropología, psicología, filosofía... Afrontaremos los prejuicios acerca del periodo (y esperamos además, revelarlos) utilizando las armas más efectivas: creatividad y humor. Espero que los dispositivos desplegados en el documental nos sirvan para lamentar las viejas supersticiones y arquetipos sociales. O al menos, reconocerlos como tales.
A la vez familiar e innombrable, conocido e ignorado, La Luna en Ti apunta a ofrecer no solo a la audiencia femenina sino también a la masculina, la posibilidad de llegar a una mejor comprensión de una experiencia humana tan rechazada como importante y, de esta forma, ayudar a ambas partes a superar las tradicionales definiciones de género.