LAS DIOSAS VÍRGENES POR JEAN SHINODA BOLEN


Las tres diosas vírgenes de los griegos y sus contrapartidas romanas fueron Artemisa (Diana), diosa de la caza y de la luna, Atenea (Minerva), diosa de la sabiduría y las artes, y Hestia (Vesta), diosa del fuego del hogar y el templo. Las tres personifican los aspectos independientes y no relacionales de la psique de una mujer. Todas ellas poseen una característica que les es propia exclusivamente. Artemisa y Atenea poseen atributos que le permiten a una mujer proyectarse fuera de sí misma para tener éxito en el mundo, mientras que Hestia se centra en sí misma. Las tres, de todos modos, representan los impulsos íntimos de las mujeres.
El aspecto virginal de la diosa es esa parte de la mujer que nadie posee y en la cual ningún hombre puede "penetrar": la que no necesita a ningún hombre, y tampoco valorarse gracias a un hombre determinado. Esta virginidad es psicológica. Cuando el arquetipo dominante es el de la diosa virginal, la mujer "se basta a sí misma" y no necesita a nadie más para sentirse completa o satisfecha.
Las mujeres que son como estas tres diosas tienen la capacidad de concentrar su atención en sus intereses. Sus actividades les absorben de entrada. En esa concentración no les cuesta "cambiar de sintonía" o excluir todo lo que es ajeno a la tarea que se llevan entre manos o al objetivo a largo plazo que se han marcado. Yo pienso en la conciencia centrada como en un rayo de luz intenso y dirigido a voluntad que ilumina sólo aquello en lo que nos centramos, dejando sumido en la oscuridad o las sombras todo lo que se encuentra fuera de su radio de alcance. Cuando una mujer puede centrarse en la resolución de un problema o la consecución de un objetivo, o bien en la práctica de la meditación durante largos períodos, puede prescindir de sus propias necesidades en lo que atañe a su alimentación o su descanso, y deja de mirar por las necesidades emocionales de los que la rodean. Esta capacidad, por lo tanto, tiene sus ventajas y sus desventajas.

Jean Shinoda Bolen
"Las diosas de la mujer madura"
Parte III:
La mujer es una diosa que envejece: a propósito de "Las diosas de cada mujer"

A PROPÓSITO DE LAS DIOSAS DE CADA MUJER (FRAGMENTOS) POR JEAN SHINODA BOLEN


"La mayoría de mujeres de personalidad compleja poseen en activo una variedad de arquetipos importantes de diosas. Dependiendo del ambiente familiar y cultural, sin embargo, algunos encajarán bien en ellas y otros les resultarán conflictivos, incluso en épocas en que no se quema a las mujeres en la hoguera, ni se las lapida por expresar a la diosa anulada que llevan dentro. Por otro lado, se originará un mayor número de conflictos interiores (entre las diosas) cuantas más posibilidades se tengan de elegir. Creo que las diosas griegas del monte Olimpo (únicas, e incluso antagónicas entre ellas) son una metáfora de la diversidad y el conflicto que se da entre mujeres complejas y con múltiples facetas. Todas estas diosas están potencialmente presentes en cada mujer, aunque parezca que en efecto nacemos con las características innatas de una o más de una. Cuando varias diosas compiten por el dominio de la psique de una mujer, será ella quien tendrá que decidir qué aspecto de su persona desea expresar a cada momento.
La experiencia posee un significado personal y espiritual si existe una conexión profunda entre el papel que desempeña la mujer y un arquetipo concreto. Cuando eso no existe, la mujer que desempeña ese mismo papel se adapta a una vida "que no es la suya propia".
"De jóvenes, o en un momento muy concreto de nuestras vidas, nos vemos forzadas a adoptar un arquetipo de diosa en particular, aunque también esa diosa puede representar un problema para nosotras o convertirse en nuestra mejor baza: se trata de Afrodita cuando estamos enamoradas, Deméter si sentimos el deseo de quedar embarazadas o actuar de madres, o bien Perséfone cuando queremos volar alto. Hera nos impele al matrimonio o nos consume de celos, Artemisa nos aboca al feminismo y nos allana el camino para que nos centremos en la elección de nuestra profesión. Atenea nos va de perlas para entrar en el mundo masculino y, finalmente, recurrimos a Hestia cuando preferimos la soledad.

Las mujeres que están entrando en la edad madura y las que fueron jóvenes durante las décadas de los sesenta y setenta han tenido vidas muy complejas, haciendo malabares con el trabajo y las relaciones, vigilando el reloj biológico sin descuidar su trayectoria profesional, rompiendo con antiguas tradiciones y explorando nuevos ámbitos, y enfrentándose a situaciones y a elecciones personales mucho más complicadas de lo habitual. Las circunstancias y las elecciones (y también estas diosas) modelaron el curso de nuestras vidas personales."

"Es posible que algunas mujeres mayores sólo hayan bebido una única fuente, y hayan estado recurriendo a un único arquetipo durante toda su vida. Esa sola diosa, por lo tanto, define esencialmente su carácter, y la presencia de las demás divinidades quizá sólo haya sido relevante en momentos puntuales de su vida. Ahora bien, una diosa en estado latente también puede despertar por primera vez y, como un arquetipo de última generación, convertirse en fuente inesperada de felicidad y evolución personal.

Jean Shinoda Bolen
"Las diosas de la mujer madura"
Parte III:
La mujer es una diosa que envejece: a propósito de "Las diosas de cada mujer"

La bella imagen es de la artista francesa Libellune
http://www.libellune.com/
¡Muchas gracias!