
Me siento como tierra de arena,
de granitos despegados
que se sueltan,
por tocarlos,
de mirarlos,
de soplarlos.
Y quiero ser tierra de barro, de vasija, de cántaro
Que si la soplas suena,
Si la miras se preña y
Si la tocas late.
Elevada al viento por el gozo de sentir
que soy mujer de espacios profundos,
que se curvan y se llenan de raíces como un árbol.
Mujer árbol abrazando la propia tierra en la que se arraiga,
para afirmarla y sujetarla.
Ser mujer sostenida... sosteniendo,
ese puede ser hoy, mi milagro:
Ser Alma de Tierra.
¡Gracias Pilar! integrante del taller La Palabra Chamánica.
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